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MEMORIAS DE ALLA, DEL FRIO - Instituto Antártico Uruguayo

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Memorias de allá, del frío<br />

bandera de Noruega en la planicie a la que llamaron Tierra del Rey Haakon VII. En el lugar dejaron una<br />

carpa, el pabellón noruego, una corta nota para Scott y algunos documentos que probaban su presencia,<br />

e iniciaron el regreso, que fue rápido, sencillo y sin inconvenientes mayores.<br />

La historia de Scott fue mucho más difícil ya que las previsiones que tomó no fueron tan buenas como<br />

las de Amundsen. Su equipo contaba con ponies siberianos en vez de perros y los expedicionarios no<br />

tenían los conocimientos del traslado en esquí de los compañeros de Amundsen.<br />

Con un grupo multidisciplinario que involucraba a varios científicos con el objetivo de realizar diversas<br />

observaciones, su planteo fue diferente.<br />

Lamentablemente las mulas fallaron y murieron prematuramente o tuvieron que ser sacrificadas, lo que<br />

obligó a los expedicionarios a tirar de sus propios trineos. Habían instalado cuatro campamentos lo más<br />

cerca posible del Polo, siguiendo la ruta para aprovisionamiento al regreso.<br />

El Capitán Scott, el Dr. Wilson, Bowers, Oates y Evans se enfrentaron a terribles condiciones de tiempo:<br />

“Requería todas nuestras energías cubrir en toda la jornada diez miserables kilómetros. Aún nos<br />

hallamos a 120 Km. del Polo y me pegunto si podremos resistir siete días más. Ninguno de nosotros ha<br />

efectuado en toda su vida un trabajo tan duro”<br />

Llegar al Polo y encontrar las evidencias de que los noruegos habían estado primero, fue un terrible<br />

golpe para los expedicionarios, que ya se sentían agotados.<br />

El regreso se hizo en condiciones aún peores ya que Evans cayó por dos veces en grietas resultando<br />

herido, lo que terminó desequilibrándolo y murió posteriormente. Para Oates la cosa no fue mejor ya<br />

que sufrió congelamiento de un pie y luego del otro. La falta de combustible para calentarse, hizo imposible<br />

que pudiera mantener el ritmo de marcha y pedía que lo dejaran solo y siguieran el camino sin él.<br />

Sus compañeros no accedieron a ello, pero en un descuido se fue de la carpa en medio de un Blizzard<br />

y nunca fue encontrado, entregando su vida en beneficio de sus compañeros, luego de semanas de<br />

sufrimientos en una marcha cada vez más difícil.<br />

Los demás integrantes de la expedición continuaron camino de regreso pero a unos 18 kilómetros del<br />

último refugio, Scott escribió:<br />

“jueves 29 de marzo: Desde el 21 no ha cesado el furioso huracán de oeste –sudoeste. Teníamos combustible<br />

para preparar dos tazas de té por persona y un poco de comida para cuarenta y ocho horas.,<br />

Cada día estábamos dispuestos a partir para el depósito, que no se halla más que a 18 Km., pero en<br />

torno a la tienda brama una terrible ventisca. No creo que podamos ya esperar ninguna mejora... Resistiremos<br />

hasta el fin, pero nos debilitamos rápidamente. El fin no puede estar lejos... Lástima. No puedo<br />

seguir escribiendo.<br />

ÚLTIMA NOTA: ¡En nombre de Dios, cuidad a los nuestros!<br />

Comandante Scott<br />

Ocho meses más tarde el equipo de rescate encontró debajo de un montículo de nieve la carpa de los<br />

exploradores con los cuerpos de Bowers, Wilson y Scott, con las notas de viaje, muestras geológicas y<br />

el reporte meteorológico que habían llevado hasta pocos días antes. Resistieron hasta el final.<br />

“Después de rezar unas oraciones, sepultamos a nuestros tres compañeros en aquel mismo lugar, sin<br />

sacarlos de sus sacos de dormir y cubriéndolos con la lona de la tienda. La labor de nuestros exploradores<br />

no habría sido seguramente infructuosa”<br />

Cherry-Garrard, biólogo<br />

12 de noviembre de 1912<br />

Enterados por el diario de Scott de lo sucedido con Oates, salieron en busca de su cadáver, pero no<br />

pudo ser hallado. En un lugar cercano a donde desapareció, levantaron un montículo de nieve con una<br />

Crónicas de un uruguayo en la Antártida<br />

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