Deberes y bendiciones del sacerdocio, Parte A
Deberes y bendiciones del sacerdocio, Parte A
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Lección 4<br />
nuestro hermano Charles... había sido atacado por la terrible gripe y<br />
después de sólo unas pocas horas de violenta enfermedad, había fallecido<br />
en el regazo de su padre, y que éste deseaba que, por favor, papá<br />
fuese a la ciudad de Ogden y llevara el niño a casa y lo enterrara en el<br />
sepulcro familiar <strong>del</strong> cementerio de la localidad de Lehi.<br />
“Mi padre... se dirigió a Five Points, en Ogden, para llevar a su pequeño<br />
nieto y darle sepultura. Cuando llegó, encontró a Charles tendido al<br />
lado <strong>del</strong> cuerpo inerte <strong>del</strong> pequeño... literalmente hirviendo a causa de<br />
la fiebre abrasadora.<br />
“‘Lleva a mi niño a casa —susurró el enfermo padre— y entiérralo en el<br />
sepulcro familiar y vuelve por mí mañana’.<br />
“Papá llevó a Kenneth a casa, hizo un ataúd en su taller de carpintería,<br />
y mamá, junto con nuestras hermanas..., pusieron en él un cojín y un<br />
lienzo; luego, papá fue con Franz y dos buenos vecinos a excavar la sepultura,<br />
ya que, como morían tantos, las familias tenían que ocuparse<br />
de ello. Todo lo que se pudo hacer fue un breve servicio religioso ante<br />
la tumba.<br />
“Apenas habían regresado a casa procedentes <strong>del</strong> cementerio, cuando<br />
sonó el teléfono otra vez; George Albert (Bert), en el otro extremo de<br />
la línea, les comunicaba otro terrible mensaje: Charles había muerto, y<br />
dos de sus hermosas hijitas —Vesta de 7 años y Elaine de 5— estaban<br />
en una situación crítica, y las pequeñas Raeldon, de 4 años, y Paulina,<br />
de 3, habían contraído también la enfermedad.<br />
“Nuestros buenos primos... pudieron encontrar un ataúd para Charles<br />
y lo enviaron a casa por ferrocarril. Papá y el joven Franz se encargaron<br />
de recogerlo en la estación...<br />
“Al día siguiente, mi anciano padre, fuerte y sin dejarse vencer, fue llamado<br />
a cumplir otra horrenda misión: esta vez se trataba de traer a casa<br />
a Vesta, la sonriente pequeña de cabello azabache y grandes ojos azules.<br />
“Cuando llegó a casa, encontró a Juliett, la madre, acongojada y quebrantada,<br />
orando y llorando desconsoladamente, arrodillada junto a la<br />
cuna de la pequeña Elaine, la bebé de ojos azules y rizos dorados…<br />
“Antes de que papá llegara a casa con Vesta, la noticia fatal había azotado<br />
de nuevo: Elaine había ido a reunirse con su papá, su hermano<br />
Kenneth y su hermanita Vesta. Papá tuvo que hacer otro desgarrador<br />
viaje para traer a casa y dar sepultura a un cuarto miembro de su familia,<br />
todo en el transcurso de esa semana.<br />
“El teléfono no sonó el día <strong>del</strong> sepelio de Elaine, ni hubo más noticias<br />
tristes de fallecimientos al día siguiente...<br />
“Después <strong>del</strong> desayuno, papá le dijo a Franz: ‘Bueno, hijo mío, es mejor<br />
que nos preparemos para ver si podemos sacar otra carga de remo-<br />
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