El telón de terciopelo - Grand Guignol Ediciones
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J OSÉ I GNACIO DE A RANA<br />
cuestión <strong>de</strong> establecer nuevos pactos, nuevos acuerdos para repartirse<br />
una tajada que aunque en dos trozos seguía estando sobre el plato.<br />
Attile Tzor conocía a la Fraternidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre, había convivido<br />
con muchos <strong>de</strong> sus componentes en los distintos puestos que ocupó<br />
en su vida <strong>de</strong> hombre <strong>de</strong> la Iglesia; había procurado mantenerse al<br />
margen <strong>de</strong> sus influencias y hasta había polemizado abiertamente con<br />
ellos. También era consciente <strong>de</strong>l creciente po<strong>de</strong>r que iba adquiriendo<br />
en el seno <strong>de</strong>l mundo católico y en los centros <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisión que regían<br />
la Iglesia. <strong>El</strong> papa Clemente XV, sin ser miembro <strong>de</strong> la Fraternidad,<br />
estaba ro<strong>de</strong>ado en todos los dicasterios, los “ministerios” pontificios,<br />
<strong>de</strong> hermanos <strong>de</strong> la secta que interferían en sus <strong>de</strong>cisiones o, sencillamente,<br />
se las dictaban. ¿Por qué, entonces, le había elegido a él para<br />
ser su embajador, sus ojos y sus oídos, en aquellos viajes a la Europa<br />
dividida por el <strong>telón</strong> <strong>de</strong> <strong>terciopelo</strong>?<br />
Por don<strong>de</strong> quiera que iba encontraba a la Fraternidad o a sus aduladores<br />
en los sitiales privilegiados. Con ellos su misión, tal y como le<br />
fue encomendada en el mo<strong>de</strong>rno <strong>de</strong>spacho papal <strong>de</strong> la avenida Madison,<br />
era fácil. La paz, la tolerancia, el diálogo son las mejores armas<br />
para los negocios y entendidas <strong>de</strong> una forma sui generis, con el ardid<br />
<strong>de</strong> la hipocresía, para mantener el po<strong>de</strong>r sobre una masa ignorante. En<br />
la mayor parte <strong>de</strong> Europa las se<strong>de</strong>s episcopales estaban regidas en ese<br />
tiempo por miembros <strong>de</strong> la Fraternidad y en todas ellas los consejos<br />
papales eran acogidos con beneplácito y con una sonrisa en los rostros<br />
<strong>de</strong> sus ocupantes que quería significar un «no hay ni que <strong>de</strong>cirlo, en<br />
eso estamos».<br />
Pero pronto el observador Attile vislumbró algunas disonancias en<br />
aquel aparente concierto armónico. No todos pensaban igual. Adivinó<br />
algunos rescoldos <strong>de</strong> rebeldía que, sin embargo, se mantenían generalmente<br />
entre las cenizas, esperando su momento, el soplo que los avivara<br />
frente al otro incendio dominante.<br />
Aquí y allá, casi a escondidas o <strong>de</strong> modo enteramente clan<strong>de</strong>stino,<br />
pero no por eso invisible a la sagacidad <strong>de</strong>l enviado pontificio, algunos<br />
prelados <strong>de</strong> se<strong>de</strong>s menores, o representantes <strong>de</strong> ór<strong>de</strong>nes monásticas <strong>de</strong><br />
aparentemente poca vitalidad, vivían una religiosidad diferente. Estaban<br />
muy dispersos y sólo <strong>de</strong> vez en cuando tenían acceso al contacto<br />
directo, íntimo y discreto con él. Sólo en un lugar parecían tener ma-<br />
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