El telón de terciopelo - Grand Guignol Ediciones
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J OSÉ I GNACIO DE A RANA<br />
conjunto <strong>de</strong> blanca piedra en contraste con la ennegrecida pared en<br />
que se enmarca, sujetado por dos leones que vuelven la cabeza sorprendidos<br />
hacia la figura yacente. Sonseca abrió los párpados y sorprendió<br />
a Tzor en la absorta contemplación sintiéndose obligado a actuar<br />
<strong>de</strong> cicerone.<br />
—Ése es el sepulcro <strong>de</strong>l obispo <strong>de</strong>sconocido. Jamás fue utilizado <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el momento <strong>de</strong> su construcción hace más <strong>de</strong> ochocientos años.<br />
Ante el gesto <strong>de</strong> sorpresa <strong>de</strong>l otro, continuó mientras se incorporaba<br />
<strong>de</strong>l reclinatorio tapizado <strong>de</strong> raso rojo raído en algunos puntos por el<br />
uso.<br />
—No hay documento alguno que nos diga para quién fue construido,<br />
pero sí constancia <strong>de</strong> que nunca se sepultó a nadie en él. Una tradición<br />
oral habla <strong>de</strong> que su <strong>de</strong>stinatario fue un obispo que murió lejos<br />
<strong>de</strong> esta se<strong>de</strong> y yace en el lugar <strong>de</strong> su fallecimiento, quién sabe dón<strong>de</strong>.<br />
Otra, menos creíble —y al <strong>de</strong>cir esto miró con atención a la cara <strong>de</strong><br />
Attile, como intentando adivinar el efecto <strong>de</strong> sus palabras—, dice que<br />
ese obispo <strong>de</strong>sconocido aún no ha muerto y que su tumba lo espera<br />
vacía hasta ese momento, porque es posible que incluso ni siquiera<br />
haya nacido todavía. Leyendas <strong>de</strong> esta tierra, monseñor; por aquí no<br />
hay un solo rincón don<strong>de</strong> no se cuente alguna en la que se borran los<br />
límites entre la vida y la muerte; lo <strong>de</strong>be <strong>de</strong> dar el clima o el paisaje o<br />
la sangre.<br />
Luego Sonseca le hizo recorrer las naves laterales, con más sepulcros<br />
episcopales empotrados en el muro, hasta alcanzar la puerta occi<strong>de</strong>ntal,<br />
la que se abre a la rúa <strong>de</strong> San Martín. Allí se encuentra una <strong>de</strong> las más<br />
gran<strong>de</strong>s maravillas <strong>de</strong>l arte religioso español. En efecto, el Pórtico <strong>de</strong> la<br />
Gloria no <strong>de</strong>smerece <strong>de</strong> su homónimo compostelano y aunque con menos<br />
figuras que éste le aventaja en que conserva gran parte <strong>de</strong> su policromía<br />
original. A un lado el Juicio Final, al otro un asombroso muestrario<br />
<strong>de</strong> apóstoles y profetas, cada uno con una cartela en la mano con<br />
su nombre escrito, y en el centro, con Santiago armado <strong>de</strong> espada y con<br />
un libro presidiéndolos, los veinticuatro ancianos apocalípticos.<br />
Attile no pudo sino admirar la joya <strong>de</strong> piedra al pasar bajo sus arcadas<br />
y así se lo dijo a su compañero que le respondió mientras abarcaba<br />
con un movimiento <strong>de</strong> mano el conjunto.<br />
—Y como siempre en estos casos, monseñor, el símbolo es más im-<br />
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