El telón de terciopelo - Grand Guignol Ediciones
El telón de terciopelo - Grand Guignol Ediciones
El telón de terciopelo - Grand Guignol Ediciones
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
J OSÉ I GNACIO DE A RANA<br />
que así sea. Hasta la ropa que llevamos usted y yo era necesaria para<br />
no llamar la atención aunque no sea raro ver a clérigos en un restaurante<br />
<strong>de</strong> Nueva York; pero mi cara es ahora bastante conocida por<br />
aquí, si bien todos se la imaginan sobre un cuerpo vestido con sotana<br />
blanca y ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> una corte <strong>de</strong> acompañantes.<br />
»He tenido siempre muy presente nuestra conversación en su catedral<br />
<strong>de</strong> Orense, hace ya tanto tiempo. Entonces me impresionó lo que<br />
me dijo, pero cuanto más he meditado sobre ello, y le aseguro que comencé<br />
a hacerlo aquella misma noche, más me he convencido <strong>de</strong> que<br />
usted y los suyos son quienes tienen la razón. Vivimos en una nueva<br />
Edad Media y necesitamos un pensamiento fuerte como el que animaba<br />
a los hombres y mujeres medievales, el que les hizo sobrellevar las<br />
tribulaciones <strong>de</strong> su época y legar a las futuras y hasta a la nuestra un<br />
patrimonio <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>s absolutas. La búsqueda que usted y sus hermanos<br />
llevan a cabo, querido Sonseca, la aventura <strong>de</strong> hallar el Santo<br />
Grial perdido, es una labor maravillosa y que <strong>de</strong>bería recibir todo el<br />
apoyo <strong>de</strong> la Santa Madre Iglesia. Sólo en esa reliquia, en su significado<br />
y posiblemente, como uste<strong>de</strong>s dicen, en lo que contiene, en su po<strong>de</strong>r<br />
infinito, está la auténtica salvación. Soy <strong>de</strong> todo corazón uno <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s<br />
y varias veces estuve tentado <strong>de</strong> volver a Galicia y unirme a esa cofradía<br />
que usted dirige… Pero las cosas han cambiado mucho y ahora<br />
no puedo hacer nada, estoy atado <strong>de</strong> pies y manos.<br />
—¿Cómo pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir eso Su Santidad? —el rostro <strong>de</strong> Sonseca mostraba<br />
una mezcla <strong>de</strong> incredulidad y <strong>de</strong> preocupación—. Vos sois la cabeza<br />
<strong>de</strong> la Iglesia, el vicario <strong>de</strong> Cristo en la tierra.<br />
—Gran error, hermano Carlos. <strong>El</strong> papa no es ahora más que un pelele<br />
en manos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>res más fuertes que él. Lo intuí cuando servía<br />
cerca <strong>de</strong> Clemente XV, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi elección para suce<strong>de</strong>rle, porque<br />
teóricamente no era conflictivo para ninguno <strong>de</strong> los bandos que se<br />
disputan ese po<strong>de</strong>r, lo estoy comprobando en mis carnes. La Iglesia se<br />
ha convertido en una estructura hueca pero que aún conserva unos<br />
muros, una fachada, imponentes en casi medio mundo y <strong>de</strong> cuyo cobijo<br />
se han venido a aprovechar unas cuadrillas <strong>de</strong> ladrones.<br />
Sonseca estaba suspenso ante lo que oía. Su concepto <strong>de</strong> la Iglesia<br />
actual y <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> sus representantes no había sido nunca bueno<br />
ni optimista, pero ahora estaba escuchando la más gran<strong>de</strong> y clara<br />
[42]