Les Thompson – La Santa Trinidad
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L a S a n t a T r i n i d a d / 103<br />
En su cabeza tienen la idea de que “vivir en el Espíritu”<br />
es algo maravilloso, algo mágico, electrizante, que les da una<br />
fuente de poder inagotable, con la que pueden vencer<br />
cualquier obstáculo, curarse de cualquier enfermedad,<br />
encontrar cualquier cantidad de dinero y escapar a todo tipo<br />
de pesadumbre. Así se van en pos de cualquiera que<br />
proclama ese tipo de sobrenaturalismo, probando esto y<br />
aquello, pero siempre encontrándose desilusionados, como<br />
los que han sido engañados por un espejismo.<br />
Precisamente, lo que tienen que comprender es qué fue<br />
lo que Jesucristo quiso decirnos cuando nos habló del<br />
ministerio del Espíritu Santo. Tienen que entender que el<br />
Espíritu Santo nos ha sido dado como el “Espíritu de adopción”.<br />
Es decir, que su tarea y propósito es hacernos saber cuál es<br />
el significado de nuestra responsabilidad filial con nuestro<br />
Padre celestial. Pensemos por un instante en lo que quiere<br />
decir Pablo cuando nos indica: No habéis recibido el espíritu<br />
de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis<br />
recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: Abba,<br />
Padre (Romanos 8:15).<br />
Hay cosas —especialmente religiosas— que esclavizan.<br />
Pero si algo esclaviza, no es obra del Espíritu Santo. <strong>La</strong> esclavitud<br />
es lo que produce una religiosidad falsa. El Espíritu<br />
Santo, más bien, nos libera. Especialmente nos libera de las<br />
cadenas del pecado y nos da el poder para vencer cualquier<br />
hábito y costumbre abrumadora. Nos muestra el gozo y la<br />
gran libertad que tenemos ahora que somos “hijos” de Dios,<br />
con todos los privilegios que eso implica. Cuando sabemos<br />
que somos “hijos”, entonces verdaderamente podemos