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Torrentes Espirituales.pdf - Tesoros Cristianos

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El mismo hecho de tratar de vaciarnos, de empobrecernos, y de<br />

matarnos a nosotros mismos, preserva la vida. Sí, lo que estás haciendo<br />

precisamente es resguardar una porción de tu vida que habría de ser<br />

entregada. Eres tú quien lo está haciendo. ¡Es este un error monstruoso<br />

que habla de la presencia de mucha vida propia y mucha ceguera!<br />

Te darás cuenta de que si deseas apagar una lámpara, hay dos<br />

cosas que puedes hacer: apagarla o simplemente dejar de echarle aceite.<br />

De esta forma se apaga sola. Mas si, en tu decisión de dejar que la<br />

lámpara se extinga, le sigues metiendo aceite de cuando en cuando, la<br />

lámpara nunca se apagará.<br />

Deja al Señor que se encargue de estas cosas. Si, cuando llegue a ti<br />

el tiempo del Señor para despojarte, tratas de introducir un poquito de<br />

aceite para que el sufrimiento sea más llevadero, estás perdiendo el<br />

tiempo, y pierdes la obra de Dios en tu vida. Lo único que haces es<br />

posponer una muerte anunciada. Cancelas un funeral inevitable. Si no<br />

combates la muerte que el Señor ha escogido para ciertas partes de tu<br />

naturaleza, entonces esa muerte acabará en vida.<br />

Algunos, al hundirse, tratan de alcanzar la superficie. Una persona así<br />

intentará agarrarse a todo lo que pille. Cuando esté exhausto, se hundirá.<br />

¿Eres de esos que luchan hasta las últimas para no perecer? ¡Morirás<br />

porque te fallarán las fuerzas! A veces el Señor entumece manos y<br />

brazos, e incluso los llega a arrancar, obligándote así a que te vayas al<br />

fondo. Gritas con todas tus fuerzas, pero en vano. Te las estás viendo<br />

con un Dios sin corazón, pero es Su gran misericordia la que evita<br />

socorrer a la agónica naturaleza del yo al hundirse.<br />

Y aquí, de nuevo me dirigiría a aquellos que tratan de guiar a otros<br />

cristianos. No aconsejaría que se prestase ayuda a los que llegan a este<br />

estado. No puedes contribuir a la obra de la muerte en sus corazones. Ni<br />

tampoco puedes rescatarlos con éxito de las poderosas manos del<br />

Señor.<br />

Si esta persona es alguien que busca de verdad al Señor y está de<br />

verdad comprometido con Él, ni siquiera el amor dará entierro al<br />

moribundo.<br />

Si el cristiano sigue su camino, se topará una y otra vez con la cruz.<br />

Parece que la cruz incluso se multiplica. Si sigues a este cristiano de<br />

cerca lo suficiente mientras se va hundiendo, te darás cuenta de que se<br />

vuelve casi insensible a ese delicado sentir de las cosas espirituales. De<br />

hecho, el cristiano se acomoda y se acostumbra a su dolor, su impotencia<br />

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