Torrentes Espirituales.pdf - Tesoros Cristianos
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trayecto dador-don, y es aquí donde nos bajamos. El amor propio es algo<br />
que tiene raíces muy profundas en cada uno de nosotros. Los dones del<br />
Señor sólo sirven para incrementar este amor propio. Quizá se lleven de<br />
nosotros el amor al mundo y el amor hacia otras cosas, e incluso nos<br />
traigan a un amor a Dios; pero no afectan, en lo más mínimo, el amor y el<br />
apego hacia nosotros mismos.<br />
El creyente se apropia de los dones de Dios y se los entrega al amor<br />
propio. Quizá esté llegando a familiarizarse demasiado con el Señor,<br />
olvidándose de la esclavitud de la que fue rescatado, y miles de cosas<br />
más.<br />
Entonces, ¿por qué no nos libera el Señor de una vez por todas? Esa<br />
respuesta reside solamente en las entrañas del mismo Señor, y si haces<br />
esa pregunta y te ofendes de no recibir una respuesta, igualmente<br />
podrías abandonar aquí tu viaje. Nunca lo terminarás, pues este es un<br />
viaje de incógnitas – de preguntas sin respuesta, enigmas,<br />
incomprensiones, y sobre todo, de cosas injustas.<br />
Ahora el cristiano se encuentra en un lugar donde los dones de Dios<br />
han sido arrancados. Vemos que reconoce su amor propio, y que se<br />
empieza a percatar de que no es tan rico como antes pensaba que era.<br />
Se da cuenta de que se ha preocupado de sí mismo más de lo que nunca<br />
se había preocupado, y que esa riqueza sólo pertenece al Novio, no a la<br />
novia. Se percata de que ha hecho un uso incorrecto de esas cosas que<br />
el Señor le ha dado y le dice al Señor que ¡estaría encantado si nunca se<br />
los devolviera! Lo único que pide es que si ha de ser rico, que sea con las<br />
riquezas de Cristo.<br />
Para algunos cristianos puede que haya gozo ante la pérdida de los<br />
dones de Dios.<br />
¿Por qué? Porque el cristiano siente que ha sido aliviado de gran<br />
parte de aquello que le agobiaba y cargaba. Ahora tiene el peso idóneo<br />
para el progreso espiritual.<br />
Poco a poco vemos que van desnudando a este cristiano. Es algo<br />
gradual. No se preocupa de sus pérdidas porque servir al Señor ya no es<br />
una de sus mayores prioridades. Tratará de agradar al Señor sin<br />
adornos, sin dones, y sin estar a su servicio.<br />
El cristiano lo único que ahora espera es que las cosas se calmen. Es<br />
mi deber decirte que esta calma puede no durar mucho. El Señor puede<br />
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