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Torrentes Espirituales.pdf - Tesoros Cristianos

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(Con el tiempo caerá en el abismo del mar, y allí, perdiéndose a sí<br />

mismo, para nunca volverse a encontrar, se habrá vuelto parte del propio<br />

mar.)<br />

Tras muchas muertes y tras cada vez peores aflicciones, al final el<br />

creyente expira en los brazos del Amor, mas sin llegar nunca a percibir<br />

que descansa entre estos brazos.<br />

¿Y de qué estamos hablando aquí? Esta persona, personificada en la<br />

experiencia del río, sencilla y muy sutilmente ahora pierde todo deseo,<br />

tendencia y preferencias. Cuanto más se aproxima este torrente a la<br />

muerte, más débil se hace. Aunque la muerte era inevitable, mientras allí<br />

hubiera vida, había alguna esperanza; pero ahora se acabó la esperanza.<br />

El torrente se precipita bajo tierra y no se le vuelve a ver.<br />

El creyente ha conocido grandes precipicios por los que se ha<br />

despeñado; mas ahora se desploma, no desde un precipicio, sino en<br />

algún misterioso y oculta sima. He aquí que ha llegado a una miseria<br />

para la que no hay día de salvación. Al entrar en un principio por la boca<br />

del abismo éste no parece ser muy grande. Pero, cuanto más se<br />

zambulle el creyente en él, tanto más terrorífico comprueba que es.<br />

Ves que, después de que un hombre expira, aún está entre los vivos.<br />

Está muerto, pero no se lo han llevado. Así que nos encontramos aquí<br />

con una alma que todavía conserva un hito de vida en su semblante. Es<br />

una leve chispa de calor corporal que aún conserva el cadáver.<br />

¿Qué estoy tratando de decir?<br />

El alma aún trata de alabar y rezar. Pero según profundiza en el<br />

abismo, aquellos pronto se dejan atrás. Debe perder a Dios, o al menos<br />

así le parece a él. Para él casi hay una certeza de que ha perdido al<br />

Señor, no por un periodo de unos meses o unos años, sino que ha<br />

perdido a su Señor, a quien ha estado conociendo a lo largo de toda su<br />

vida... ¡para siempre!<br />

Una vez le tenía miedo al mundo; ¡ahora el mundo le tiene miedo a él!<br />

En cuanto a sus compañeros creyentes, hay cierto respeto que los vivos<br />

mantienen hacia los que están a punto de ser enterrados. Después de<br />

todo, están a punto de meter a este desdichado bajo tierra, para una vez<br />

allí no volver a ser recordado jamás.<br />

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