Torrentes Espirituales.pdf - Tesoros Cristianos
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Cuando eres levantado, tienes vida nueva en tu interior. Cuando Dios<br />
te resucita de entre los muertos, experimentarás a Dios como el Espíritu<br />
de tu espíritu y la Vida de tu vida. Él se vuelve el centro mismo y la fuente<br />
de tu vida. Por tanto, deberías vivir, actuar y caminar en base a la vida de<br />
Dios dentro de ti.<br />
Cuando experimentas algún deleite aparte de Dios, o cuando trates<br />
de retirarte con el fin de encontrar a Dios, o cuando te enfoques en las<br />
pruebas y el dolor, no estarás caminando en Su vida. Tu espíritu debería<br />
estar tan emparejado con el Espíritu de Dios, que no le experimentarás<br />
como alguien separado y ajeno, sino sólo como alguien que está<br />
profundamente entrelazado contigo. Él puede hacerse más activo en tu<br />
interior de lo que tú mismo eres.<br />
Si una persona pudiera vivir sin comer, probablemente comería. El<br />
comer así como el no comer sería lo mismo porque, comiera o no,<br />
todavía se sentiría lleno. Esta experiencia es como la muerte. Pero hay<br />
alguna diferencia. Cuando estás enfermo o cercano a la muerte, tu falta<br />
de apetito proviene de la enfermedad. En este caso, no obstante,<br />
provendrá de tener el estómago demasiado lleno. Si una persona se<br />
alimentara de aire, se llenaría sin siquiera saber cómo se llenó. El simple<br />
respirar le dejaría satisfecho. No estaría vacío o sería incapaz de comer –<br />
sencillamente no le sería necesario comer. El aire que respirara le<br />
alimentaría de forma natural.<br />
Date cuenta de que cuando estás tan envuelto y sostenido por Dios,<br />
estás en el que en verdad es tu ambiente natural. Respiras en la<br />
atmósfera para la que fuiste creado. Una nueva clase de paz vendrá a ti.<br />
En la tumba tu paz era sosegada, tranquila – apropiada al estado de<br />
enterramiento y descanso en el que estabas. Es la clase de paz que un<br />
hombre muerto sentiría en medio de una gran tormenta en el mar.<br />
Hay un lugar muy por encima de las olas del embravecido mar desde<br />
el cual eres capaz de contemplar la furia de la tormenta. Tu privilegiada<br />
posición se encuentra allá arriba en la montaña. En la montaña nada<br />
podrá tocarte.<br />
Esta experiencia puede compararse a vivir en el fondo del mar donde,<br />
durante las turbulentas tormentas, sólo la superficie del mar experimenta<br />
el embravecido temporal. Allá abajo en lo profundo hay calma. Los<br />
sentidos externos puede que sufran dolor, pero las más recónditas partes<br />
del espíritu moran en un descanso ininterrumpido.<br />
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