CONSTELACIONES DIAGRAMADO.indd - Escritores y Poetas en ...
CONSTELACIONES DIAGRAMADO.indd - Escritores y Poetas en ...
CONSTELACIONES DIAGRAMADO.indd - Escritores y Poetas en ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Al ext<strong>en</strong>der su mano tocó un poste de luz cuya ampolleta<br />
<strong>en</strong> lo alto ap<strong>en</strong>as se distinguía de una estrella <strong>en</strong> el cielo.<br />
Se fue guiando por lo que transcurría bajo sus pies, se dio<br />
cu<strong>en</strong>ta de que no estaba <strong>en</strong> la carretera sino que aún seguía<br />
<strong>en</strong> una especie de vereda. El vi<strong>en</strong>to recrudeció y le hizo perder<br />
el equilibrio. Ext<strong>en</strong>dió las manos para tocar la pared.<br />
No había nada. Se puso de pie otra vez. Siguió tanteando,<br />
luchando contra el vi<strong>en</strong>to y hallando sólo más nieve. Ya no<br />
estaba seguro de haber avanzado; quizás aún estaba dando<br />
vueltas a pocas cuadras del hotel o dando pasos <strong>en</strong> falso <strong>en</strong><br />
medio de una av<strong>en</strong>ida muy amplia, o quizás ya estaba <strong>en</strong> las<br />
afueras de la ciudad y le quedaban pocos pasos para llegar a<br />
la carretera; todo era posible.<br />
Se quitó la nieve de los hombros. Sintió que su espalda<br />
se congelaba. Inevitablem<strong>en</strong>te se cansó y tuvo que desplomarse<br />
<strong>en</strong> el suelo. Botó todo el aire de los pulmones y se<br />
dejó adormecer por el vi<strong>en</strong>to y la borrachera. Notó un incipi<strong>en</strong>te<br />
y agradable ardor <strong>en</strong> su abdom<strong>en</strong>, un ardor que no<br />
s<strong>en</strong>tía hace años, como cuando recién dejaba de ser niño y<br />
se moría por hacerle el amor a cualquiera; a las modelos <strong>en</strong><br />
bikini de las revistas, a sus amigas del barrio, a su hermana<br />
aún convirtiéndose <strong>en</strong> mujer, a las amigas cuar<strong>en</strong>tonas de<br />
su madre y a todo lo que fuese lo opuesto de un hombre. No<br />
quiso seguir oponi<strong>en</strong>do resist<strong>en</strong>cia contra el frío. Y la nieve,<br />
cambiando de dirección a cada instante, le pareció cómoda<br />
como un sueño.<br />
102