CONSTELACIONES DIAGRAMADO.indd - Escritores y Poetas en ...
CONSTELACIONES DIAGRAMADO.indd - Escritores y Poetas en ...
CONSTELACIONES DIAGRAMADO.indd - Escritores y Poetas en ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
- Tú sabes que me <strong>en</strong>cantaría, pero no puedo dejar solo<br />
al Javiercito. Pasando a otro tema; ¿te gustaría ir a un concierto?<br />
Conseguimos dos <strong>en</strong>tradas para ver a Charly García<br />
pero no vamos a poder ir y p<strong>en</strong>samos que quizás tú quisieras<br />
t<strong>en</strong>er una experi<strong>en</strong>cia nueva. No sé.<br />
- Mil gracias, pero no puedo alejarme de la pega por<br />
tantos días —m<strong>en</strong>tí. La verdad era que detestaba Santiago,<br />
y el rock también. Y mucho peor el rock <strong>en</strong> español; no<br />
vislumbraba nada más p<strong>en</strong>oso que un sudaca con guitarra<br />
eléctrica—.<br />
- Piénsalo bi<strong>en</strong>. Nosotros fuimos a ver a Rod Stewart<br />
hace poco. Amor, ¿te acuerdas que tuvo que subir a un guatón<br />
al esc<strong>en</strong>ario para que le tradujera el saludo? Ni siquiera<br />
sabía cómo se llamaba Chile.<br />
- Hicimos una cola como de un kilómetro y medio para<br />
<strong>en</strong>trar —dijo él—. Pero al final estuvo bu<strong>en</strong>o. Los gringos<br />
trajeron sus propios sonidistas y así obviam<strong>en</strong>te la huevá<br />
funciona.<br />
- Tanto concierto que nos perdemos por vivir lejos<br />
—agregó ella, suspirando—.<br />
- Es cierto. Ap<strong>en</strong>as t<strong>en</strong>gamos la oportunidad nos vamos<br />
a cambiar a una ciudad grande, con más vida cultural.<br />
Isi llevó a Javier a su pieza. En ese minuto a solas, él trató<br />
de proponerme un negocio. Me contó que el trabajo que<br />
más le había gustado <strong>en</strong> la vida había sido <strong>en</strong> una ti<strong>en</strong>da<br />
de discos <strong>en</strong> el sector ori<strong>en</strong>te de Santiago. Se llamaba la<br />
“MegaRox” y para él fue algo así como el paraíso. La ti<strong>en</strong>da<br />
sólo manejaba exclusividades; equipos de música y video<br />
que importaban directo desde Estados Unidos y también<br />
discos y películas que estaban a meses o años de llegar a<br />
las vitrinas chil<strong>en</strong>as. V<strong>en</strong>der productos cuyos nombres eran<br />
difíciles de pronunciar, y que además eran imposibles de<br />
conseguir, le había otorgado un aura de respeto que nunca<br />
más había vuelto a t<strong>en</strong>er, y que me volvía a relatar con una<br />
ing<strong>en</strong>ua nostalgia.<br />
29