Observación y Práctica Docente II - Escuela Normal Superior
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DIEZ NUEVAS<br />
COMPETENCIAS PARA<br />
ENSEÑAR<br />
Philippe Perrenoud<br />
Trabajar a partir de las representaciones<br />
de los alumnos<br />
La escuela no construye a partir de cero, el<br />
alumno no es una tabla rasa, una mente<br />
vacía, al contrario, sabe , se ha hecho preguntas y ha<br />
asimilado o elaborado respuestas que le<br />
satisfacen de forma provisional. Así pues, la<br />
enseñanza a menudo choca de frente con las<br />
concepciones de los alumnos.<br />
Ningún profesor experimentado lo pasa por<br />
alto: los alumnos creen saber una parte de lo<br />
que queremos enseñarles. Una buena<br />
pedagogía tradicional se sirve a veces de<br />
estos poquitos conocimientos como puntos de<br />
apoyo, pero el profesor transmite, al menos<br />
de forma implícita, el siguiente mensaje:<br />
>>olvidad lo que sabéis, desconfiad del<br />
sentido común y de lo que os han contado y<br />
escuchadme, yo os diré cómo suceden en<br />
realidad las cosas>>.<br />
La didáctica de las ciencias (Giordan y De<br />
Vecchi, 1987; De Vecchi, 1992, 1993; Astolfi<br />
y Develay, 1996; Astolfi y otros, 1997; Joshua<br />
y Dupin, 1993) han demostrado que no nos<br />
libramos tan fácilmente de las concepciones<br />
previas de los alumnos; pues forman parte de<br />
un sistema de representaciones que tiene su<br />
coherencia y sus funciones de explicación del<br />
mundo y se reconstituye subrepticiamente, a<br />
pesar de las demostraciones irrefutables y las<br />
desmentidas formales aportadas por el<br />
profesor. Incluso al terminar los estudios<br />
científicos universitarios, los estudiantes<br />
vuelven al sentido común cuando se enfrenta,<br />
fuera del contexto del curso o del laboratorio,<br />
a un problema de fuerzas, calor, reacción<br />
química, respiración o contagio. Todo sucede<br />
como si la enseñanza teórica rechazara,<br />
durante el curso y el examen, una costumbre<br />
lista para reaparecer al instante en los otros<br />
contextos.<br />
Lo que vale para las ciencias aparece en todos<br />
los dominios en que la ocasión y la necesidad<br />
de comprender no han esperado a que el<br />
tema sea tratado en la escuela…<br />
Trabajar a partir de representaciones de os<br />
alumnos no consiste en hacer que se expresen<br />
para<br />
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despreciarles inmediatamente. Lo<br />
importante es darles regularmente derecho de<br />
ciudadanía en la clase, interesarse por ellos,<br />
tratar de comprender sus raíces y su forma de<br />
coherencia, no sorprendernos de que éstas<br />
reaparezcan cuando las creíamos perdidas.<br />
Por esta razón, debe abrirse un espacio para<br />
la palabra, no censurar de forma inmediata las<br />
analogías falaces, las explicaciones animistas<br />
o antropomórficas, los razonamientos<br />
espontáneos, con el pretexto de que conducen<br />
a conclusiones erróneas.<br />
Bachelard (1996) observa que a los<br />
profesores les cuesta entender que sus<br />
alumnos no comprenden, puesto que han<br />
olvidado el camino del conocimiento, los<br />
obstáculos, las incertidumbres, los obstáculos,<br />
las incertidumbres, los atajos, los momentos<br />
de pánico intelectual o de vacío. Para el<br />
profesor, un número, una resta, una fracción<br />
son conocimientos adquiridos y triviales, así<br />
como el imperfecto, el concepto de verbo,<br />
concordancia o subordinada, o incluso el de<br />
célula, tensión eléctrica o dilatación. El<br />
profesor que trabaja a partir de las<br />
representaciones de los alumnos trata de<br />
reencontrar la memoria del tiempo en la que<br />
todavía no sabía, de ponerse en el lugar de los<br />
alumnos, de recordad que, si no lo entienden,<br />
no es por falta de buena voluntad, sino<br />
porque lo que al experto le parece evidente a<br />
los alumnos les parece complicado y<br />
arbitrario. No sirve de nada explicar cien<br />
veces la técnica de la división a un alumno<br />
que no ha entendido el principio de la<br />
numeración en distintas bases. Para aceptar<br />
que un alumno no entiende el principio de<br />
Arquímedes, se debe medir su extrema<br />
abstracción, la dificultad de conceptualizar la<br />
resistencia del agua o librarse de la idea<br />
intuitiva de que un cuerpo flota porque<br />
,<br />
como un ser vivo.<br />
Para imaginar el conocimiento ya construido<br />
en la mente del alumno, y que resulta un<br />
obstáculo para la enseñanza, no basta con<br />
que los profesores se acuerden de sus propios<br />
aprendizajes. Una cultura más amplia en<br />
historia y en filosofía de las ciencias podría<br />
ayudarles, por ejemplo, a entender por qué la<br />
humanidad ha tardado siglos en rechazar la<br />
idea de que el Sol giraba alrededor de la<br />
Tierra o aceptar que una mesa sea un sólido<br />
esencialmente vacío, teniendo en cuenta la<br />
estructura atómica de la materia. La mayoría<br />
de los conocimientos cultos son contrarios a la<br />
intuición. Las representaciones y las<br />
concepciones a las cuales les enfrentamos no<br />
son únicamente las de los niños, sino