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| EMEEQUIS | 27 de abril de 2009 14 Hay una lista negra. en ella figuran perredistas que fundaron el partido y que dieron todo por él: andrés Manuel lópez Obrador e ifigenia Martínez son dos de ellos. Pero ahí están, por igual, po- líticos como José agustín Ortiz Pinchetti, bertha luján, Octavio romero Oropeza, e incluso uno que ya no es perredista pero que fue su dirigente nacional: Porfirio Muñoz ledo. Se encuentran también Pío lópez Obrador, alberto rojas, rafael ramos becerril, Miguel San Martín, rafael romo o ana lilia luna. Perredistas de toda la vida que han decidido dejar a su partido... o caminar con un pie dentro y otro fuera. es una lista larga. rebasa los 400 perredistas que hoy navegan con dos banderas: mantienen su membresía del sol azteca, pero buscan ser candidatos por el PT o Convergencia. las diferencias con el presidente nacional del Prd, Jesús Ortega, los han llevado a escindir su militancia. Y su simpatía o la conve- niencia de estar con lópez Obrador, también. Nada hará la dirección nacional perredista para sancionarlos por ahora. Pero ya anunció que, pasada la elección del 5 de julio, el Consejo Político tomará cartas en el asunto. Hasta entonces de- terminará si los expulsa o no, empezando con el ex candidato presidencial. Por Lilia Saúl Rodríguez lilia.saul@m-x.com.mx
Corría la primera semana de diciembre de 2008 cuando Andrés Manuel López Obrador citó de urgencia y dialogó con los dirigentes del Partido del Trabajo y Convergencia en “Los Pinitos”, como irónicamente le llaman los dirigentes de la corriente Nueva Izquierda —los chuchos— a las oficinas del ex candidato presidencial, en la colonia Roma del DF. Eran los días posteriores a la resolución del Tribunal Federal Electoral que designó a Jesús Ortega, líder de la corriente Nueva Izquierda, como dirigente nacional del Partido de la Revolución Democrática. Con ese fallo, López Obrador —cuentan sus allegados— sabía que no había marcha atrás, que poco tenía ya que hacer en el PRD y que debía buscar salidas para él y sus seguidores. Las elecciones se acercaban y su olfato político le decía que si bien la gente de a pie estaba con él a morir, los dirigentes y políticos que lo siguen sólo se mantendrían a su lado si les encontraba espacios para la competencia electoral. Tenía que buscar una salida. A sus oficinas llegaron Luis Maldonado y Dante Delgado de Convergencia y Alberto Anaya por parte del Partido del Trabajo, así como otros dirigentes partidistas. Luego de un intercambio de ideas —según las mismas versiones—, los dirigentes partidistas acordaron las entidades y los distritos electorales en los que López Obrador y su movimiento apoyarían a PT y Convergencia. En el acuerdo entrarían algunos perredistas que se quisieran sumar al proyecto. Después esperarían a que el 14 de enero el IFE aprobara por su alianza “Salvemos a México”. En la reunión, a la que sólo tuvieron acceso los líderes del PT y Convergencia, quedaron en que donde no hubiera acuerdo de ambas fuerzas políticas se optaría por una tercera vía: las encuestas. Aunque López Obrador fue aludido en distintas ocasiones por el dirigente nacional del PRD, Jesús Ortega, para que dejara de apoyar a otros partidos políticos, aquél continuó con su estrategia. Y en las semanas siguientes, la lista de expulsables del PRD, encabezada por el propio ex candidato presidencial, iría creciendo con perredistas que al no obtener una candidatura en su partido, decidirían avanzar con un pie en el PRD y con otro en Convergencia o en el PT. Así, de diciembre a la fecha la lista fue creciendo hasta el punto en que hoy se calcula que ronda los 400 militantes colocados bajo la etiqueta de expulsión. Días después de que Andrés Manuel López Obrador decidiera jugársela con el PT y Convergencia en las próximas elecciones, los nuevos dirigentes del PRD, Jesús Ortega y Hortensia Aragón, convocaron a una rueda de prensa el 10 de diciembre, para anunciar que el perredista que apoyara a otro partido sería expulsado. Se pensó entonces que emprenderían acciones contra López Obrador por su abierto trabajo a favor del PT y Convergencia. Y hubo voces que le insistieron a Ortega —sobre todo de integrantes de su corriente, Nueva Izquierda— que expulsara del partido al tabasqueño. Pero el dirigente partidista se contuvo. No sería una resolución suya. Y se tendría que esperar para otro momento. Hacerlo antes de los próximos comicios, evaluaría Ortega, terminaría por liquidar al PRD. Y entonces se tomó una resolución: el Consejo Nacional del PRD se reunirá después de las elecciones federales del 5 de julio y decidirá si instala la Comisión Jurisdiccional para abrir un expediente a cada perredista que haya violado los estatutos. Entre tanto, se iría conformando un listado de quienes tienen un pie en otro partido. Dice el artículo 42, numeral 2, del capítulo noveno, “De los estímulos y la disciplina”, del Estatuto del PRD: Quedará sujeto a la “cancelación de la membresía del partido” cualquier militante perredista que “ingresa a otro Partido Político o acepta ser postulado como candidato por otro Partido”. Pero en el partido del sol azteca saben que esas líneas son letra muerta, por ahora. Así lo reconoce Hortensia Aragón, secretaria general del PRD. “Hemos resuelto que sea el Consejo Nacional el que inicie este procedimiento, pero después del proceso electoral. Lo que nosotros hacemos ahora como perredistas es cerrar filas y trabajar con nuestros candidatos. Será la Comisión Jurisdiccional la que señale al Consejo un dictamen. En el caso de López Obrador en específico, o en el de cualquier otro perredista, vamos a proceder igual, pero no vamos a llevarnos esta campaña electoral discutiendo cada uno de estos casos”. A su vez, Fernando Belauzarán, miembro de Nueva Izquierda cercano a Jesús Ortega, reitera que no harán nada en contra de esos perredistas por el momento, a pesar de que podrían expulsarlos de manera inmediata, y también acepta que es un error del partido. “Tenemos a Andrés Manuel López Obrador, la cabeza más visible (de los expulsables) y es algo grave porque es un error político de él. Dividir a la izquierda hoy, cuando hay posibilidades de que el PRI tenga la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, es un error. “López Obrador —continúa— le debe su carrera política al PRD. Me parece un acto de deslealtad imperdonable y también me parece un acto de visceralidad absoluta de su parte. Es un berrinche porque no fue avalada su propuesta de presidencia al partido (Alejandro Encinas). No validaron el dedazo. Y yo creo que sí debiéramos expulsarlos a quienes están haciendo campaña por el PT y Convergencia”. Numerosos militantes convergen en la sede de la Comisión Nacional de Garantías | EMEEQUIS | 27 de abril de 2009 15
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