noche de perr - Emeequis

| EMEEQUIS | 27 de abril de 2009
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el
perseguidor
Por Jacinto Rodríguez Munguía
elperseguidorde@yahoo.com
Sabemos dónde
está El Chapo
Lo sabemos: el narcotraficante
Joaquín El Chapo Guzmán
Loera está en todos esos
políticos y gobernantes que
durante años solaparon su
presencia y con el dinero
que recibieron a cambio de
su complicidad construyeron
sus hogares y el futuro
de sus hijos. Por lo menos en
su memoria debe merodear.
Está en esos aparatos político-policiacos
que pusieron
el piso y los escalones para
que El Chapo y todos los demás
capos de cárteles operaran
durante años sin que fueran
molestados, sin que nadie
se atreviera a denunciarlos.
Y mientras todos los chapos
y compañía echaban raíces,
esos expertos en el espionaje
asustaban a los mexicanos
con el fantasma del comunismo.
Que el diablo andaba
suelto y se apellidaba guerrillero,
lo creyeron los mismos
sacerdotes católicos que ahora
dicen saber dónde anda
El Chapo. Ni quién lo dude.
Los narcotraficantes, y
su tejido de dinero y muerte,
no tienen un origen espontáneo.
Llevó años y requirió de
la complacencia de quienes
estaban obligados a contenerles,
a pararlos para llegar
a donde estamos parados.
Está en los vacíos informativos
que no se encuentran
en las hemerotecas. Desde
hace unos años, el narcotráfico
es portada diaria, es el
tema de apertura de noticiarios
de radio y televisión. Pero
está entre
los anaqueles
llenos de libros
sobre derecho
de jueces y
abogados que
han abierto las
puertas de la ley.
en los ambiguos
discursos de los
funcionarios y
gobernantes
que nunca saben
ni supieron nada.
Nos hacemos
todos los ciegos,
sordos, mudos
al igual que los medios, el narco, una variable del crimen organizado,
existía desde hace muchos años. Por lo menos desde
la década de los cincuenta ambos poderes, el mediático y el
del narcotráfico, habitaban ya en México. Para la mayoría de
los medios apenas si existió. En esos vacíos está el fantasma
de El Chapo.
Está entre las togas y los birretes, entre los anaqueles llenos
de libros sobre derecho de decenas jueces y abogados que
han abierto las puertas de la ley. Seguro que nadie se acuerda
de Eduardo Ferrer Macgregor, el juez de hierro que procesó
y encarceló a cientos de “revoltosos” del movimiento estudiantil
del 68 y que luego terminó colaborando con narcos.
Los reportes de sus propios aliados lo delatan.
Pero si acaso no estuviera por ahí El Chapo, seguro que sí
está donde los Leyva, los Carrillo y todos los demás; en cada
uno de los gramos de cocaína que en este momento están
consumiendo miles de adolescentes y jóvenes mexicanos,
los que comienzan, los que llevan años y nos saben cómo
regresar a la vida.
Están en las abrumadoras alucinaciones de aquellos adictos
que ese Chapo y otros narcos alimentaron con sus drogas
en las escuelas y calles del país.
Está en el miedo de los padres de familia porque un día
cualquiera su hijo/hija se enganche a la blanca espiral del
polvo y vean cómo se va consumiendo, cómo se va perdiendo
lo único que tiene como suyo el ser humano: sus ideales,
sus sueños.
¿Que dónde está El Chapo Guzmán Loera? Está en la cordillera
de cruces que guardan miles de muertos por sobredosis
o el suicidio, lo que queda al final del camino, cuando ya
no tienen a quién arrancarle un peso para seguir comprando
su dosis.
Está en los ambiguos discursos de los funcionarios y gobernantes
que nunca saben ni supieron nada. Nos hacemos
todos los ciegos, sordos, mudos.
Estas son las esquinas por donde merodean y caminan
diariamente “los chapos” que han hecho de México un país
de pesadilla.
Bestiario
Bolcheviques de todo el mundo ¡uníos! Desde tierras de la
ex Unión Soviética ha salido un llamado urgente para que
la comunidad de ex socialistas, comunistas y anexas se sumen
a la campaña Un traje para Lenin. La crisis del sistema
capitalista, ese modelo con el que Vladimir Ilich Lenin peleó
a muerte, ha terminado afectando la imagen y la vestimenta
de la momia que reposa en el Mausoleo de la Plaza Roja de
Moscú. Noticias que emigran de esa lejana parte del mundo,
informan que el cuerpo embalsamado del líder bolchevique
ha sido remozado por biólogos, como cada año, pero en esta
ocasión no se le ha podido cambiar de traje debido a la escasez
de fondos en estos tiempos de crisis. Ya desde 1992,
tras la desintegración de la URSS, el Estado había dejado de
financiar los trabajos para preservar los restos momificados,
por lo que los gastos han sido sufragados por organizaciones
sociales, pero esta vez ya no alcanzó para el traje. Así que,
como en los viejos tiempos, es hora de sumarse al llamado
de los camaradas y comenzar a enviar aportaciones. Se recomienda
que las aportaciones se hagan vía transferencia por
alguno de los bancos multinacionales.