Año 7 Nº28 - Diciembre 2011 - Argentores
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modelo, que es el de las estrellas, el de las stars, que<br />
además de servir a ese país en lo ideológico y cultural,<br />
le aporta grandes satisfacciones en lo comercial. La<br />
construcción de una estrella de Hollywood representa<br />
para un conjunto de empresas y marcas la posibilidad<br />
de vender los lentes que usa esa persona, sus pantalo-<br />
nes, sus perfumes, sus vestidos, zapatos o relojes. Hay<br />
toda una industria detrás de cada uno de esos tanques<br />
y un montón de intereses que convergen. Ese modelo<br />
coopta lo mejor que va saliendo de otros territorios,<br />
porque todos queremos ganar cinco o seis millones<br />
de dólares por hacer una película en 20 semanas de<br />
rodaje. Ese modelo es muy perverso para el desarrollo<br />
de la cinematografía y la ficción en otros territorios,<br />
porque hay un culto a la riqueza donde parece que<br />
trabajar de actor o director es diferente a trabajar en<br />
otra actividad. Está muy bien que las personas de las<br />
industrias culturales disfruten de un buen pasar, pero<br />
son trabajadores como los demás que cumplen una<br />
función específica. Es nada más que un fetiche pensar<br />
que las industrias del cine o la televisión tienen que ser<br />
una fábrica de millonarios. Y sin estar en contra de que<br />
se haga dinero, procediendo de ese modo se desvir-<br />
túa la posibilidad de que haya más ficción. En America<br />
Latina, no solo en la Argentina, si tengo que pagarle<br />
un millón de pesos a alguien por actuar se complica<br />
la cosa. El sindicato de actores registró más de 500<br />
actores trabajando en estas producciones, se abrieron<br />
sucursales de la AAA en provincias donde no las había<br />
porque, claro, sin haber actividad vinculada a la fic-<br />
ción, no tenía sentido tenerlas. Sabemos que éste es<br />
un sindicato que tiene entre el 90 y el 92 por ciento de<br />
desocupados. Los autores también han sentido el so-<br />
plo oxigenador para el empleo que procuró este plan.<br />
Y no es que se pague mal, de ninguna manera, solo se<br />
conforman presupuestos ajustados a las posibilidades,<br />
que no son los de una gran producción.”.<br />
0<br />
Una máquina ha comenzado a funcionar e in-<br />
tenta cambiar las cosas. La iniciativa procede del<br />
Estado, pero depende también de los sectores de la<br />
sociedad interesados en que esto marche el asumir<br />
su propia cuota de responsabilidad y participación<br />
para que todo esto siga viento en popa.<br />
Con Sergio Vainman<br />
El presidente del Consejo Profesional de Televi-<br />
sión coincidió en que el proceso que se abre con<br />
este plan mejorará notablemente el nivel de empleo<br />
de los profesionales vinculados al medio. Es posible<br />
que se duplique la cantidad de gente trabajando en<br />
las realizaciones de los medios, dice. Explicó que la<br />
mayoría de las miniseries están compuestas por trece<br />
capítulos porque ese módulo es muy usado en la te-<br />
levisión. “El módulo trece –describió- es muy utiliza-<br />
do porque aseguran tres meses de aire. No importa<br />
el día en que se ponga una serie. Si se planifica para<br />
tres meses, siempre tendrá trece capítulos, porque<br />
en todos los casos habrá en esos tres meses trece<br />
martes, trece jueves, trece viernes o domingos.”<br />
Refiriéndose a los concursos, Vainman dijo: “En<br />
los dos concursos que se hizo y en los que se hará,<br />
lo que se genera es que la productora, teniendo un<br />
presupuesto y habiendo ganado un concurso, cuen-<br />
te con financiación. Esos productos van luego a un<br />
banco de programas, pero las productoras tienen un<br />
tiempo de explotación. Después el material queda<br />
como reservorio del banco. Es como un fondo de re-<br />
pertorio que queda a disposición del sistema argen-<br />
tino de televisión digital terrestre, que lo puede usar<br />
y colocarlo en distintos canales. Para los autores, eso<br />
implica que cada vez que se pase, que se transmita<br />
el programa, le será reconocido su derecho por esa<br />
emisión, dada su autoría de la obra literaria incluida<br />
“Cuando se elaboraban<br />
las bases del concurso,<br />
<strong>Argentores</strong> intervino y<br />
pidió la modificación<br />
de una cláusula de los<br />
contratos del primer<br />
concurso que no protegía<br />
los derechos de los<br />
autores. Y se modificó.”<br />
en ese audiovisual. El libro del autor queda siempre<br />
para el autor, nunca es para la productora, porque<br />
cuando se elaboraban las bases del concurso Argen-<br />
tores intervino y pidió la modificación de una cláu-<br />
sula de los contratos del primer concurso que no<br />
protegía los derechos de los autores. Y se modificó.<br />
Hoy, todos los contratos que se hacen para televi-<br />
sión digital, organizados por el INCAA, deben tener<br />
el libre deuda de <strong>Argentores</strong>. O sea, que el dinero<br />
debe pasar por <strong>Argentores</strong>, que debe emitir un libre<br />
deuda, como se hace en cine y en distintos sindica-<br />
tos de ese medio. También para que los producto-<br />
res puedan obtener su pago del INCAA tienen que<br />
tener el libre deuda, la constancia de que pagaron<br />
efectivamente a <strong>Argentores</strong>. Con lo cual los autores<br />
tienen la garantía de que por lo menos sus honora-<br />
rios se los van a pagar y después, cada vez que el au-<br />
diovisual sea emitido, tendrá como autor su derecho<br />
a cobrar, además de mantener la potestad sobre la<br />
obra literaria que fue incluida en la obra audiovisual,<br />
que es el libreto. Mediante este procedimiento, el<br />
Estado reconoce entonces, como corresponde, la<br />
necesidad de proteger los derechos del autor, aún<br />
en la televisión digital, independientemente de que<br />
ese banco de contenidos sea un banco de conteni-<br />
dos para siempre de la obra audiovisual.”<br />
Otro factor beneficioso que Vainman le encuen-<br />
tra a este proceso es el siguiente: “La firma de con-<br />
tratos en esas condiciones promueve, estimula un<br />
modelo que sería interesante se cumpliera en todos<br />
los ámbitos de la televisión, no solo en la TV Digi-<br />
tal. Lo que nosotros tratamos de mostrar es que ese<br />
modelo se puede reproducir de algún modo con los<br />
privados. De hecho estamos en este momento en<br />
discusiones con productoras privadas, no con las<br />
de la televisión digital, sino de la televisión en ge-<br />
neral, acerca de las condiciones contractuales. A fin<br />
de modificar las condiciones contractuales tal como<br />
se firman hoy o bien de reafirmar las condiciones<br />
contractuales que deben regir de acuerdo con la ley<br />
de derecho de autor y que hoy en muchos casos no<br />
se cumplen. El modelo que promueve el Estado re-<br />
conoce la paternidad de la obra para el autor. Por<br />
otro lado, también está claro que el Estado, al haber<br />
financiado los proyectos, finalmente es el titular de<br />
los derechos de la obra audiovisual. Pero esto no sig-<br />
nifica que no deba reconocer y pagar los derechos<br />
de autor cada vez que emite esa obra audiovisual.<br />
El libreto, en cambio, no es del Estado ni del ban-<br />
co de contenidos. Es del autor, quien autoriza su<br />
uso exclusivamente para la producción de esa obra<br />
audiovisual concursada. La mayor parte de las pro-<br />
ductoras, por fortuna, se han adaptado a las reglas<br />
del juego. En esto jugó un papel importante Germán<br />
Calvi, del departamento de televisión del INCAA,<br />
que aceptó que se modificara una cláusula que, por<br />
error, no respetaba el derecho de autor. Y todas esas<br />
productoras pagan ahora a través de <strong>Argentores</strong>. O<br />
sea que hay una televisión digital alineada con el<br />
criterio del derecho de autor.”<br />
Alberto CAtenA