Año 7 Nº28 - Diciembre 2011 - Argentores

eso: de un chico que se levanta un día y decide que
no quiere ser visto y actúa en consecuencia.
Cuando pasó del corto al largometraje, ¿el
guión se modificó mucho? Quiero decir: ¿us-
ted respeta mucho sus propios guiones?
Tomo el guión como una herramienta. Para mí
el guión no es en sí un género literario, ni una pieza
sagrada, solo una herramienta de trabajo. Entonces
sufre modificaciones todo el tiempo. Cuando se edi-
ta, cuando se filma, cuando se sonoriza. Siempre
sufre algunas modificaciones.
¿Y si ese guión tuviera que filmarlo otro di-
rector, qué pasaría?
Sería seguramente más conflictivo, pero como
tengo que discutirlo conmigo mismo no tengo pro-
blemas y suelo ser muy atrevido. Y los cambios me
resultan más fáciles.
De todas maneras, ¿cree que la presencia de
un buen guión es importante?
Si, no iría a filmar tranquilo si no tuviera con-
fianza en el guión. El guión te salva de las crisis de
inspiración, digamos, es un material que está ahí
para ayudarte, no para complicarte las cosas. Por
eso modifico los guiones cuando es necesario. Los
propios actores modifican lo que está escrito para
los personajes.
es un proceso difícil de impedir.
Un actor, aunque no quiera, modifica el guión. Y
uno tiene que estar dispuesto a entregar el proyec-
to. Hacer una película no es un hecho solitario, aun-
que el director simule o actúe estar solo o se queje
de que nadie lo entiende. Es una experiencia colec-
tiva y hay que tener la claridad y la solidez necesaria
para aceptar que todos están aportando algo a tu
película. Y que la gente se compromete más si tiene
espacio para trabajar en la película. Si no el director
es como una suerte de Quijote con treinta Sancho
Panza alrededor. Y eso no es gracioso para nadie. Es
mejor hacer una fiesta para todos.
en el corto de Medianeras la actriz era Mariana
Anguileri y en el largo es una actriz española,
Pilar lópez de Ayala. esta mujer, joven y bonita,
habla además como una argentina, lo que
demuestra su ductilidad. ¿Cómo ocurrió eso?
Pilar es una actriz excepcional como española y no
tiene ninguna de las características de los actores de su
país, ni siquiera esa dificultad que tienen los españoles
para hablar el inglés o cualquier otra lengua. Ella tiene
una manera muy suave de hablar ya en su propio idioma
y disfruta de un muy buen oído, lo que es fundamental
para pronunciar bien los idiomas que no son los
propios. Además es una actriz bastante temeraria. No
le tiene miedo a los desafíos, más bien le gustan. Yo la
vi en un largometraje francés donde era protagonista
y debía hablar en ese idioma. Y no sabe hablar francés,
lo hizo todo por fonética. Entonces pensé: si puede
hacerlo de esa manera, tal vez podría actuar hablando
como una argentina y en ese caso no habría necesidad
de doblarla. Me había alquilado todas las películas con
actores españoles haciendo de argentinos. Y los resultados
no eran del todo convincentes. Por momentos
eran buenos, por momentos no resultaban del todo
creíbles, eran flojos o se olvidaban. Pero, bueno, mi
deseo de hacer la película con ella era tan fuerte que
decidí asumir el riesgo. Y ella también. Al tener ella el
90 por ciento de la película con su voz en off resultaba
más fácil. Se grabó la película casi línea por línea y se
corregía. Hasta que no terminábamos bien una línea
no pasábamos a la siguiente. Pero no le habría doblado
la voz aunque hubiera quedado mal lo que grabamos,
porque para mí el respeto a la integridad de un
actor es muy importante. Es muy humillante para un
intérprete que le saquen la voz de una película.
“Medianera es lo
que une y separa
al mismo tiempo.
Es una palabra que
expresa la visión que
tengo de las cosas.
Hay personas que
ven algunos objetos
como escollos, otros
como caminos hacia
otro objetivo.”
¿Por qué cambio de actriz? ¿no le gustaba la
anterior?
La actriz del corto estaba embarazada y no podía
esperarla. En cine cuando aparece la plata hay que
filmar. En nueve meses podía pasar cualquier cosa. De
modo que no tenía mucho margen y estaba forzado
a encontrar a una nueva actriz. Empecé a ver actrices
argentinas, que son muy buenas, pero no encontraba
ninguna que diera con lo que yo buscaba. Y, de
casualidad, asistiendo a una función del Bafici vi una
película que se llama La ciudad de Silvia de José Luis
Derin y descubrí a esta chica. Pensé de inmediato que
era la joven ideal para Medianeras. Esa historia estaba
rodada en Estrasburgo y lo poco que ella hablaba
lo decía en francés. Pero después observando el catálogo
detecté que era española. Y le escribí un mail,
me pidió el guión y después de leerlo aceptó.
¿Qué rasgos buscaba en ella?
Buscaba sobre todo una chica muy delicada de
rasgos, muy intensa y con mucho misterio. Y una
vida interna fuerte traducida en una mirada muy potente,
pero a la vez un ser frágil y sensible, huidizo.
Y ella da muy bien todos esos rasgos.
el joven, Javier Drolas, es la primera vez que
hacía un protagónico.
Sí, es su primer protagónico y casi su primer tra-
bajo. Lo conocí en el estudio de Ricardo Bartis. Y se
trabaja muy bien con él.
¿Qué simboliza la palabra medianeras?
Medianera es lo que une y separa al mismo tiem-
po. Es una palabra que expresa la visión que tengo
respecto de las cosas, que son como uno quiere verlas.
Hay personas que ven algunos objetos como escollos,
otros como caminos hacia otro objetivo. Con la tecno-
logía sucede lo mismo. La película no pretende criticar
la tecnología, pero hace una observación sobre el uso
inadecuado de la tecnología, que se convierte en una
adicción si no se sabe manejarla. Hay instrumentos que
sirven para el mal o para el bien, depende de cómo
uno los quiera usar. También quise reflejar la locura y el