Año 7 Nº28 - Diciembre 2011 - Argentores

caos de vivir en una ciudad como Buenos Aires. Suena
un poco pedante decirlo, pero traté de hacer como un
ensayo ligero, en tono de comedia, sobre la vida moderna.
Esa circunstancia de salir de la casa de uno y no
saber si se llega a tiempo a un lugar, tener que contar
siempre con un plan B por si el tren, el subte o el colectivo
llegan tarde o no paran. Esa cosa ingobernable,
impredecible que tiene la ciudad.
¿Cómo yo hace un rato, que llegué 0 minu-
tos tarde? Menos mal que me juntaba a ha-
blar con el director de Medianeras.
Exacto. Me parece que las sociedades europeas,
aun las más pobladas, son más ordenadas. Acá el
ritmo es febril y el amontonamiento salvaje. Con-
secuencia de ello es que cada vez más gente sufre
ataques de pánico o fobias. Por la avenida Córdoba a
las cuatro de la tarde no se puede circular, es extraño
que uno agarre por allí, aunque lo necesite o le resul-
te más corto el trayecto. Y saber eso pone nerviosas
a las personas, las torna más defensivas y las vuelve
más vulnerables. Además, es una ciudad que se ha
ido afeando y envejeciendo. Donde estaba el cine de
mi barrio, el Rialto –yo vivía en Lavalleja y Gorriti- aho-
ra hay una concesionaria de auto espantosa. Sacan
algo lindo y ponen algo feo. Los bares han perdido
su esencia. Lugares hermosos han sido convertidos
en pizzerías o cafés sin alma. En ese aspecto hay en
la película un poco de defensa de la memoria, de la
identidad. A veces parece, reparando en las conduc-
tas de la ciudad, que somos un país que vive de paso,
como esos inquilinos que no arreglan las casas donde
habitan porque saben que pronto se mudarán. Es ver-
dad que Buenos Aires tiene también otros atractivos y
todos los valoramos, pero quise reparar más en esos
detalles que hablan de su costado más refractario y
de cierta falta de idiosincracia.
Volviendo al tema de la tecnología, la pelícu-
la muestra también como el uso reiterado de
ella lleva a reemplazar la relación personal.
Uno se siente identificado con algunas de las
conductas que exhibe la película
Si, es posible que alguien esté a pocos pasos de
otra persona que quiere y sin embargo en vez de
verla prefiere comunicarse por celular o Internet.
Cuando estrenamos la película en Berlín nos dimos
cuenta de que hacia reír a la gente. Eso estaba pre-
visto que sucediera, pero pudimos confirmarlo. El
público se sentía identificado con lo que se contaba.
Por eso creo que la película fue tan exitosa en las
ventas. La compraron 30 países y se ha estrenado
en lugares muy distintos: Noruega, Estados Unidos,
Francia, España, Holanda. Bélgica, Australia, Brasil,
Nueva zelanda, China, etc.
¿Y recuperaron los gastos de producción?
Si, la película dio ganancias. Fue un filme muy
costoso en dinero y en tiempo. Más en tiempo que
en dinero. Porque la rodé en 2009 y la edición me llevó
ocho meses. Hay 40 minutos extras que se sacaron
de la película.
¿Cuál es su próximo proyecto?
Quiero filmar ese otro corto que fue Las insoladas.
Tengo que volver a trabajarlo, porque hace
cinco años que no lo toco. Debo reacondicionarlo.
Sería una película con cinco actrices en una única
locación, cinco mujeres desatando sus fantasías.
bueno, ahora esa idea que plantean las chicas
de esa época de irse del país como una mane-
ra de buscar la felicidad parece más ilusoria
que nunca.
Bueno, Europa, por ejemplo, no parece en estos
días un buen lugar para instalarse. Es verdad.
A.C.
D I S T I C I O N E S D E A R G E N T O R E S
El miércoles 5 de diciembre se conoció el dic-
tamen del Jurado que otorgó el Premio Ar-
gentores Latinoamérica. El certamen recibió
para juzgar 127 obras de distintas países de Améri-
ca Latina: Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, México,
Cuba, Costa Rica, Colombia y Venezuela. El Consejo
Profesional de Teatro se constituyó en jurado de se-
lección y eligió 23 obras que fueron enviadas al ju-
rado de premiación, constituido por los autores Luis
Mario Moncada (México), Marco Antonio de la Parra
SE OTORGó EL PREMIO ARGENTORES
LATINOAMÉRICA
Patricia
Suárez,
ganadora
(Chile) y Mauricio Kartun (Argentina). El jurado de
premiación se reunió en Pacheco de Melo 1820, para
sesionar a partir del 26 de noviembre. Los sobres se
abrieron finalmente en el día del acto y consagraron a
los ganadores. El premio mayor fue para la autora ar-
gentina Patricia Suárez, por su obra Natalina. El tam-
bién argentino Jorge Accame obtuvo la mención por
su pieza El taller. El premio consiste en una estatuilla
realizada especialmente por la escultura Marina Do-
gliotti y la cantidad de U$S 10.000, más diploma.