CAPITULO III
CAPITULO III
CAPITULO III
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En segundo lugar, aumentó la concentración económica en la ciudad. Por una parte porque fueron<br />
grandes empresas las que se hicieron cargo de las privatizaciones y concesiones. En segundo<br />
lugar porque contaron para ello con procedimientos muy favorables de financiamiento y avales<br />
públicos y, además, porque se les transfirieron actividades que distribuían recursos a sectores de<br />
bajos ingresos, como el estacionamiento controlado por jubilados 55 .<br />
Esas políticas, junto a las antes señaladas, contribuyeron además a homogeneizar socialmente a<br />
la ciudad, al hacer más difícil la vida de los sectores de menores recursos.<br />
Dentro de ese marco, se diferenciaron los territorios metropolitanos, privilegiándose la CF. Desde<br />
un punto de vista social se buscó su homogeneidad. Por una parte evitando el crecimiento<br />
poblacional, de allí que el Consejo de Planeación Urbana de la MCBA decía en 1980 que "La<br />
Buenos Aires deseada, además de conveniente en función del desarrollo nacional, debe mantener<br />
su actual dimensión demográfica, estabilizada desde 1947 como vecindario de 3 millones de<br />
residentes en poco más de 20.000 has" 56 . En segundo lugar, excluyendo a todos los sectores que<br />
no "merecían" vivir en ella. Como lo dijo claramente quien fuera director de vivienda e intendente<br />
durante el gobierno militar: "No puede vivir cualquiera en ella. Hay que hacer un esfuerzo efectivo<br />
para mejorar el hábitat, las condiciones de salubridad e higiene. Concretamente, vivir en Buenos<br />
Aires no es para cualquiera sino para el que lo merezca, para el que acepte las pautas de una vida<br />
comunitaria agradable y eficiente. Debemos tener una ciudad mejor para la mejor gente" 57 .<br />
Es evidente que se propone una ciudad, sino para pocos si para "selectos" habitantes, de allí que<br />
"cualquiera" podría poner en riesgo las condiciones del hábitat de esa población "selecta".<br />
Selección, por otra parte, que se produce por el mercado como lo apunta un funcionario del<br />
gobierno militar: "... es necesario que Buenos Aires sea una ciudad relativamente cara para vivir<br />
[de esa manera] no resultará tan atractivo radicarse allí.." 58 .<br />
Para llegar a esos resultados, se producen modificaciones importantes en la gestión. En primer<br />
lugar, con base en lo que se llamaba la subsidiaridad del estado, se limitó su papel al de facilitador<br />
de las acciones privadas. En segundo lugar los espacios públicos tienden a ser considerados<br />
como objetos para la valoración del capital, dejándose de lado su significación pública. La ciudad<br />
tiende a ser definida no solamente como ámbito para la realización de negocios sino como su<br />
objeto mismo 59 . En consecuencia se generan negocios con ella: valorizando la tierra y creando<br />
nuevas actividades económicas donde no las había por estar a cargo del estado o no ser<br />
prioritarias.<br />
los costos e incrementaron las tarifas. Cfr. Jorge Schvarzer, op. cit., p. 344.<br />
55 Cfr. Jorge Schvarzer, op.cit.<br />
56 Citado en Oscar Oszlak, op. cit., p.77.<br />
57 Del Cioppo, citado en Oscar Oszlak, op. cit., p. 78.<br />
58 Juan Aleman, Secretario de Hacienda, discurso 11-7-79, Boletín 17-7-79, citado en Jorge Schvarzer, op.<br />
cit., p. 346.<br />
59 La ciudad como objeto de la valorización económica se transforma en condición para los negocios de<br />
algunas empresas individuales. Se debilita su función de condición general de la producción económica y de<br />
la reproducción de la población.