CAPITULO III

Desde un punto de vista metropolitano la política fue realizada por una de sus partes sin
coordinación, incrementando los problemas de la ciudad, ya que aumentaron las desigualdades
como resultado de esa redistribución y se fortaleció el ocultamiento de la unidad metropolitana más
allá de las diferencias jurisdiccionales. Por último la redistribución-segregación de la población
tendió a modificar la funcionalidad de la ciudad metropolitana: incrementó y alteró los traslados de
la población, los tiempos de transporte y sus costos, aumentado con seguridad los gastos sociales
asociados a un mayor movimiento.
Dos años después que la MCBA iniciara la erradicación de villas miseria, algunas municipalidades
del GBA lanzaron planes similares en sus territorios 30 . Estas medidas, junto con la aplicación de la
Ley 8912 disminuyeron las posibilidades de asentamiento, por lo menos en lo que se llama la
primera Corona metropolitana, a quienes eran expulsados de la CF.
Las normas sobre el suelo urbano
En 1977 la MCBA puso en vigencia (ordenanza 33.387) el Código de Planificación Urbana,
modificando disposiciones del Código de Edificación de 1944. La nueva norma se propuso regular
la densidad en función del tipo de distrito 31 , garantizar condiciones de habitabilidad, promover el
englobamiento de lotes, establecer distritos de acuerdo a tipos de usos del suelo, establecer un
sistema vial (autopistas, redes secundarias y terciarias), la construcción de playas de
estacionamiento, reactivar sectores urbanos postergados, atender la estética y los valores
históricos, mejorar la calidad ambiental, crear un sistema de parques recreativos, promover una
adecuada distribución de la población preservando tierra para equipamientos sociales. El código se
presentó como un instrumento para garantizar la situación ambiental y reducir el precio
especulativo de la tierra 32 .
Sin embargo los efectos redistributivos fueron negativos: aumentaron las diferencias entre zonas,
adquiriendo preminencia el área central en la apropiación de renta; la determinación de "usos no
conformes" de pequeños talleres, fábricas o servicios afectó al pequeño empresario y trabajador
independiente; y, sobre todo, incrementó el precio de cada vivienda porque el menor número de
unidades por edificio, subió su costo. Orientó un movimiento hacia la periferia de la ciudad
metropolitana, donde, por otra parte, se comenzaba a aplicar también una nueva normativa sobre
el suelo, contribuyendo a ampliar la segregación social 33 .
Para la Capital Federal, el cambio de normas, junto con las otras medidas mencionadas,
contribuyó a modificar el perfil social de la población. Probablemente el resultado final sería menor
población pero de mayor poder adquisitivo. De hecho, la CF que había incrementado su población
entre 1960 y 1970 (Cuadro 1) la disminuyó entre esa última fecha y 1980 en casi 50.000
habitantes, en lo que podemos suponer una expulsión de quienes no podían superar el
30 Oscar Oszlak, op.cit. p.176.
31 Para ello fijó Factores de Ocupación Total (FOT) del suelo bajos.
32 Nora Clichevsky, 1987, "Política urbana y mercado de tierra. Buenos Aires 1970-1986" en Medio
Ambiente y Urbanización, No. 20, setiembre, Buenos Aires, p. 83; Oscar Oszlak, op.cit, p. 91 y Oscar
Yujnovsky, op. cit., p. 237.
33 Oscar Yujnovsky, op. cit., p. 238 y Oscar Oszlak, op.cit., p. 94.