CAPITULO III

Se privatizó también el sistema metropolitano de energía eléctrica. Servicios Eléctricos del Gran
Buenos Aires Empresa del Estado (SEGBA) se transfirió diferenciando la producción de la
distribución de la energía. Así, en la distribución fue sustituida por dos empresas con el 51% de su
capital en manos privadas. En este caso, también, se dividió el territorio en dos. Para ello se cortó
la ciudad de manera parecida pero no coincidente, con las áreas de los teléfonos: EDENOR 64
presta el servicio en el norte de la zona metropolitana 65 ; EDESUR 66 lo hace en la zona sur 67 .
La ciudad tiene dos sistemas telefónicos y dos sistemas eléctricos que pueden evolucionar de
manera diferente. Por lo que una de sus mitades puede llegar a tener servicios, en cantidad y
calidad, distintos a los de la otra. Esas diferencias pueden, además, provocar dificultades en la
comunicación y en la interrelación de las actividades y los demás servicios 68 .
La MCBA no se quedó a la zaga en las privatizaciones, por el contrario, transfirió a empresas
privadas acciones y funciones del gobierno municipal (decisiones y acciones sobre mantenimiento
urbano y su control -que se agregan a la limpieza y recolección de residuos realizada años antes-,
control del uso de la vía pública --estacionamientos- y reordenamiento del tránsito, cobro de tasas,
gestión del Tribunal de Faltas, catastro, autopistas urbanas, señalamiento vial, etc.). La MCBA
tampoco se adecuó a su nuevo rol, no estableció regulaciones particulares ni organismos de
control. Por el contrario, la función de control también fue privatizada entregándose a empresas
consultoras. Los plazos de las concesiones también favorecieron a las actividades privadas 69 .
Lo anterior llevó al incremento del gasto municipal que, al igual que diez años antes, volvió a
alcanzar, para esta vez superar, a los 2000 millones de dólares. Ello supuso el incremento del
peso fiscal sobre la sociedad local, en particular con medidas como la actualización o revalúo de
las propiedades de la ciudad.
Como resultado de este proceso, la ciudad volvió a ser considerada en gran medida como un
objeto de la valoración económica. Por otra parte, se incrementó de manera considerable la
cantidad de actores que intervienen en los diferentes procesos. No solamente organismos públicos
de tres niveles estatales sino una multiplicidad de empresas privadas que, además, están
vinculadas (para su regulación y control) con organismos estatales de diferente nivel. Esa
situación, de por sí problemática, se acentúa con la división territorial de la ciudad metropolitana,
como es el caso de los servicios telefónicos y eléctricos. Desde el punto de vista de la gestión, la
64 Integrada en su parte privada por capitales argentinos (40%), franceses (40%) y españoles (20%)
65 En los municipios metropolitanos de La Matanza, Merlo, Moreno, Morón, General Sarmiento, Tres de
febrero, San Martín, Tigre, San Fernando, San Isidro, Vicente Lopez y la porción norte de la Capital Federal,
desde las Avenidas Córdoba y San Martín.
66 Cuyos propietarios privados son argentinos (40.5%), chilenos (59.5%) y norteamericanos (10%)
67 En los municipios de Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, Esteban Echeverría, Almirante Brown,
Quilmes, Florencio Varela, Berazategui y la parte sur de la Capital Federal.
68 Durante poco más de los dos primeros años de la privatización, no fue posible utilizar la misma tarjeta
magnética para los teléfonos públicos, debido a la diferente tecnología de las compañías.
69 El control de los estacionamientos públicos se concesionó por 5 años; el mantenimiento urbano y su
control por 12 años; las instalaciones del Golf municipal, jardín zoológico, polideportivos y parte del Centro
Cultural Recoleta por 20 años; las funciones de la Dirección de Rentas, mantenimiento de hospitales y
funciones de la D. de Catastro por 10. Cfr. G. González, 1992, "Mantenga limpia a Buenos Aires" en Noticias,
1-11-92, Buenos Aires.