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Experiencias
Experiencia rural en Paredones
} Instituto San Fernando, San Fernando
Dentro de los nuevos horizontes de
nuestro colegio marista, los alumnos
y alumnas de Tercero Medio (16 – 17 años)
están llamados a mirar nuevos desafíos en
el desarrollo de la conciencia social y el
compromiso con la justicia.
La misión evangelizadora que nos encomienda
la Iglesia y que la Congregación
Marista nos invita a sentir y vivenciar para
renovar el corazón, nos lleva a vivir una
semana de inserción entre las familias del
sector secano costero de la Provincia de
Colchagua, en la Sexta Región.
Este proyecto se implementa en estrecha
relación con el párroco de la localidad
de Paredones, el Pbro. Luis Rubio C. quien,
dentro de su labor pastoral, ha invitado a
las catequistas de sus comunidades a trabajar
con las familias que puedan abrir sus
hogares a nuestros alumnos.
Los estudiantes son motivados por el
Coordinador de Pastoral, quien les presenta
y explica la actividad. A los padres
se les reúne un mes antes de la experiencia
para explicarles el proyecto y se les motiva
presentando los relatos de jóvenes que
ya lo han vivido. Creemos que son estos
testimonios los que realmente dejan más
conformes a los apoderados y permiten
entender el alcance de la experiencia.
Los alumnos y alumnas viven una semana
de experiencia rural en las comunidades
de Paredones. Allí deben asumir
las costumbres y valores de las familias,
pasando a ser un-a hijo o hija más durante
esos días. Las mujeres se quedan de a dos
por familia y los varones de a uno, aunque
algunas familias piden dos.
¿Qué tareas desempeñan en el campo
estos jóvenes de ciudad?
Primero, colaboran en las tareas de la
casa: aseo, orden, limpieza, etc. Segundo,
laboran según el trabajo que desempeñen
los dueños de casa: cultivo de hortalizas,
cultivo de frutillas, apicultura, cortar y
acarrear leña, ayudar con las tareas y estudio
(donde haya niños) amasar pan,
ordeñar vacas, recolección de callampas,
animación de la oración comunitaria.
También son compañía y presencia juvenil
para muchos de los dueños de casa que
viven solos. Además, en algunos sectores,
han podido realizar trabajos comunitarios,
es decir, pintar la capilla de un lugar
o hacer trabajos en la escuela.
Para el trabajo personal, los jóvenes llevan
la tarea de registrar sus vivencias y
sentimientos en una bitácora y hacer oración
diaria con la familia. Llevan un altar
con fotos de la propia familia y de la familia
anfitriona.
Durante los días de esa semana, los
profesores tutores se alojan en la casa parroquial,
compartiendo con la familia del
párroco. Desde allí salen todos los días a
visitar a los jóvenes para comprobar que el
proyecto se realice y tener la tranquilidad
de que todos estén bien.
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Son demasiado generosos,
muy cariñosos y se esmeran
porque estemos tranquilos y
cómodos. Es gente muy esforzada
y amorosa (Macarena
Zapata, Tercero Medio A).
Es una semana en que uno
aprende a valorar lo que tiene.
Acá la gente es feliz con lo
poco que tiene y se esmeran
por darnos todo (Claudia
Lobos, Tercero Medio A).
Quiero destacar que las familias
viven de lo que producen,
son independientes.
Esto les permite producir lo necesario y
no sobre explotar la tierra que poseen.
Son familias muy organizadas,
se prestan ayuda como
vecinos (Catalina Contreras,
Tercero Medio A).
Puedo resaltar lo organizada
que es cada familia para tener
lo necesario en alimentación.
Tienen de todo, incluso televisión por cable
en algunas casas. Es gente sana, salen
a pescar al río, van a cazar conejos y para
ello deben caminar mucho. En cuanto a las
comidas son ricas, pero muy abundantes.
Se extraña no tener señal telefónica pero
se pasa porque nos juntamos
los que estamos cerca en un
mismo sector (José Muñoz P.
Tercero Medio C).