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Experiencias
Un techo para Jesús
} Instituto San Martín, Curicó
Desde hace un par de años la Coordinación
de Pastoral de nuestro colegio
dio el inicio a un hermoso proyecto de
acción social bautizado como “Un techo
para Jesús”. En lo nuclear, consiste en la
construcción – en coordinación con el Hogar
de Cristo- de mediaguas (viviendas
prefabricadas) para las familias más pobres
de nuestra zona.
Este año, además de promover el ahorro
solidario de los alumnos a través de la entrega
de unas “casitas alcancía”, se gestionó
la realización de un gran evento a nivel
colegial destinado a recolectar los casi
cinco millones de pesos (9.500 dólares)
demandados por este empresa benéfica.
En esta línea, la participación de Nelson
Tapia –entrenador de fútbol de las series
menores- resultó decisiva. Aprovechando
las amistades forjadas en sus largos años
de futbolista profesional, gestionó la presencia
en Curicó de Iván Zamorano y su
equipo de show ball (Coca Mendoza, Marcelo
Vega, Rubén Martínez, entre otros)
reforzado con la estrella del momento,
Edmundo Varas.
Este grupo de deportistas que generosamente
se hizo presente en el Instituto de
manera gratuita, se enfrentó en animados
partidos ante los combinados locales de
Multihogar, Suazo y Transportes Negretas,
destacadas empresas curicanas que, ade-
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más de cumplir el sueño de todo deportista
amateur de compartir con “los grandes”,
hicieron un importante aporte monetario
al proyecto. El gimnasio colegial colmado
de público fue el marco ideal para un evento
pocas veces visto en nuestra ciudad.
Con los fondos recaudados, y adquiridas
ya las mediaguas, se destinó fundamentalmente
el mes de noviembre para el
proceso de construcción de cada una de
las casas. Para ello, y en un nuevo énfasis
de la experiencia, se privilegió al nivel de
Segundo Medio (15 – 16 años) destinando
parte de la jornada escolar al trabajo
en terreno. Otros grupos –profesores,
auxiliares, apoderados, administrativos-
lo hicieron los fines de semana. Así, cada
curso se distribuyó en varias “cuadrillas”
que, bajo la supervisión de un voluntario
de “Un techo para Chile”, hicieron realidad
el sueño de veinte familias necesitadas.
Al regreso, más que el cansancio acumulado,
las palabras de los jóvenes denotaban
satisfacción y el desafío de continuar
construyendo una cultura solidaria
en nuestro establecimiento.