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En el año 1350 los dirigentes de<br />
Karak Norn, con el beneplácito del Rey,<br />
acordaron iniciar una expedición comercial<br />
hacia las tierras del Imperio y<br />
Bretonia, hacia la floreciente ciudad de<br />
Quenelles. Esta expedición tenía como<br />
objetivo el restablecimiento de una ruta<br />
comercial estable con los dos reinos.<br />
Hace siglos ya existía una ruta<br />
comercial con el Imperio de Sigmar y el<br />
reino del ey Sol, pero eran rutas anteriores<br />
a la era de los lamentos y desde<br />
entonces los reinos, poblados e incluso<br />
las montañas y los rios habían cambiado.<br />
Era necesario crear un nuevo mapeado y<br />
trazar una nueva ruta para que el comercio<br />
volviera a florecer. La época era propicia,<br />
puesto que se había conseguido<br />
una relativa paz gracias a la sangre<br />
derramada por los guerreros enanos.<br />
Aún y así el camino seguía siendo<br />
largo y peligroso. Aunque existían<br />
numerosos candidatos por el honor, el<br />
desafío y, por que no decirlo, las ganancias<br />
que generaría la expedición, no<br />
había muchos candidatos adecuados<br />
para ello. Tras muchas deliberaciones y<br />
acalorados debates que no acabaron en<br />
violencia sólo gracias a la grave presencia<br />
del Rey, se le dio el liderazgo de la<br />
expedición a Grungni Buscaoro.<br />
Grungni fue dotado de poderes<br />
especiales dentro de la fortaleza enana<br />
para reclutar a todo aquel a quien quisiera,<br />
siempre y cuando estuviera de acuerdo.<br />
Muchos fueron los que mostraron su<br />
voluntad de formar parte de la expedición.<br />
Grungni sin embargo era un<br />
buen lider de enanos y no reclutó sin ton<br />
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ni son. Sólo aceptó un número limitado<br />
de enanos dentro de esta, y sólo de ciertas<br />
profesiones. Los montaraces y los<br />
mineros eran bien recibidos, puesto que<br />
iban a necesitar sus conocimientos sobre<br />
bosques y la roca. Los guerreros del clan<br />
también eran bien recibidos, sobretodo<br />
por que no estarían a salvo en ningún<br />
momento y era reconfortante tener a<br />
mano las hachas de los guerreros enanos.<br />
Y allí donde iban los guerreros del<br />
clan, estaban los Barbaslargas para<br />
aconsejarles.<br />
La expedición también contaría<br />
con aquellos matadores que se quisieran<br />
unir, aunque Grungni no quería liderar un<br />
ejército de fanáticos luchadores. Así que<br />
el líder de la expedición les dio un límite<br />
y les comentó que él no era quien para<br />
decidir que matador se unía a la expedición<br />
y cual no, puesto que el destino de<br />
cada matador sólo le atañía él mismo.<br />
Esto fue una forma astuta de sacarse el<br />
problema de encima, puesto que los<br />
matadores se encargaron de decidir a su<br />
manera quien se unía a la expedición y<br />
quien no. Eso sí, los sacerdotes y las<br />
sacerdotisas de Valaya, encargados de<br />
las estancias de curación de la fortaleza,<br />
no estuvieron muy contentos con la masa<br />
de matadores heridos que invadieron sus<br />
estancias.<br />
Grungni también pensó que un<br />
par de maquinas de guerra no irían mal,<br />
así que habló con el gremio de ingenieros.<br />
Ellos le cedieron un girocoptero y<br />
algunas máquinas de guerra más, todas<br />
ellas construidas en madera y desmontables<br />
para su transporte. Así pues tomó<br />
tres carretas más, cada una con una<br />
maquina de guerra y con el "agua limpia"<br />
y combustible para el girocoptero. Y para<br />
Mi Señor,<br />
Es conocido el odio que hay entre los<br />
Elfos Silvanos y los Enanos. Los hechos que<br />
aquí se relatan están basados en la historia real<br />
de algo que ocurrió entre los años 1.350 y<br />
1.350 según el Calendario Imperial, y que<br />
refleja las tensiones existentes entre ambas<br />
razas, pese a que tanto los hijos de Athel<br />
Loren como los de Grungni han sido siempre lo<br />
más prudentes posible.<br />
Debido a todos estos hechos, que se<br />
pueden comprobar en la sección de Historia de<br />
la Gran Biblioteca de Altdorf, recomendamos a<br />
Su Alteza el Emperador Karl Franz que evite<br />
mencionar, ante la embajada de los enanos de<br />
Karak-Norn que está a punto de llegar, la<br />
alianza que mantenemos con los Elfos Silvanos<br />
para acabar con las hordas de hombres bestia<br />
que asolan los bosques cercanos a Nuln; puesto<br />
que aunque los Enanos zanjaron el agravio,<br />
estoy convencido que no olvidan este asunto<br />
por mucho que haga doce siglos que acabó.<br />
Cortésmente se despide su alguacil,<br />
Thomas Kaupfmeier<br />
su mantenimiento hubo ingenieros que<br />
también mostraron su intención de unirse<br />
a la expedición.<br />
Por último, Grungni se dirigió al<br />
Señor de las Runas de la fortaleza<br />
enana. Tras varias horas de conversación,<br />
que fue muy intensa y con largos<br />
silencios, llegaron a un acuerdo. Ningún<br />
herrero rúnico mostró su interés por la<br />
expedición puesto que estaban muy<br />
enfrascados en sus propios estudios.<br />
Pero el Maestro de las Runas Garni el<br />
Paciente le prometió que haría lo posible<br />
para incentivar a los principiantes para<br />
que se le unieran. Y así fue como al día<br />
siguiente varios herreros rúnicos de ceño<br />
fruncido y poco amistosos se presentaron<br />
ante Grungni para unirse a la expedición.<br />
Y así fue como se formó la<br />
expedición de Grungni Buscaoro. Y tras<br />
ultimar los detalles de avituallamiento e<br />
intendencia, partieron entre los vítores de<br />
los habitantes de Karak Norn.<br />
Nunca volvieron...