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Bases técnicas del Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria

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Diagnóstico<br />

convierten a <strong>la</strong> programación en una de sus primeras vías de socialización (Roca 2008).<br />

De acuerdo con <strong>la</strong> información disponible, México es el país con mayor cantidad de anuncios de comida con<br />

alto contenido energético por hora en televisión. Con un promedio de dos horas diarias de televisión un niño mexicano<br />

habrá visto más de 12,400 anuncios de esta comida en un año y ninguno de orientación nutricional (Dibb 1996).<br />

El consumo de alimentos de alta densidad energética y bebidas azucaradas ha aumentado en gran medida por <strong>la</strong><br />

publicidad que acompaña a estos productos, <strong>la</strong> cual se reconoce como una verdadera presión, debido a <strong>la</strong> gran influencia<br />

que ejercen a través de su intensidad y múltiples canales.<br />

Otra modalidad es el acompañamiento de los productos y comidas de alta densidad energética y bebidas azucaradas<br />

de juguetes, figuras, caricaturas, juegos, superhéroes, pelícu<strong>la</strong>s, personajes deportivos, etc., que incitan a los<br />

niños y adolescentes a <strong>la</strong> compra y consumo continuo de estos productos.<br />

Los niños son menos capaces que los adultos de defenderse de los comerciales porque no entienden su intención<br />

de venta o porque carecen de suficiente habilidad cognitiva <strong>para</strong> resistir <strong>la</strong> demanda persuasiva de éstos.<br />

La publicidad de productos alimenticios influye en <strong>la</strong> elección de los alimentos y hábitos alimentarios. Los anuncios<br />

de estos productos o bebidas no deben de explotar <strong>la</strong> falta de experiencia y <strong>la</strong> credulidad de los niños. Es preciso desalentar<br />

los mensajes que promuevan prácticas alimentarias insanas o de inactividad física y promover los mensajes positivos y<br />

propicios <strong>para</strong> <strong>la</strong> salud (WHO 2004a).<br />

2.2.5 bebidaS<br />

En México, de acuerdo con <strong>la</strong> evidencia obtenida <strong>del</strong> análisis de <strong>la</strong> ENIGH y <strong>la</strong> ENSANuT 2006, <strong>la</strong>s bebidas contribuyen<br />

de forma importante al consumo calórico total de los mexicanos. Entre los posibles mecanismos que asocian el consumo<br />

de bebidas azucaradas con <strong>la</strong> obesidad se encuentra el hecho de que los líquidos tienen menor capacidad <strong>para</strong> producir<br />

saciedad que los alimentos sólidos, <strong>la</strong>s bebidas ofrecen pobre capacidad de inducir compensación dietética por lo cual<br />

su consumo, en general, conduce a un aumento en <strong>la</strong> ingestión total de energía, con un consecuente incremento en <strong>la</strong><br />

masa corporal que puede conducir a obesidad, DM2 y otras enfermedades crónicas.<br />

Barquera analiza el consumo de bebidas (mililitros por hogar) de acuerdo con <strong>la</strong>s cifras ofrecidas por <strong>la</strong> ENIGH,<br />

en el periodo de 1989 a 2006, e informa que el consumo de leche entera presentó un ligero incremento en 1998.<br />

Sin embargo, en 2006 <strong>la</strong>s cifras fueron simi<strong>la</strong>res a <strong>la</strong>s de 1989 y el aporte energético de <strong>la</strong> leche entera disminuyó de<br />

176 a 134 kcal por adulto-equivalente.<br />

Al mismo tiempo, el consumo de refresco experimentó en <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción mexicana un aumento de 12 puntos porcentuales<br />

en 17 años. Entre los datos más impactantes utilizando información de dieta de <strong>la</strong> ENSANuT 2006, se encontró<br />

que entre los adultos 22.3% de <strong>la</strong>s calorías provienen de bebidas azucaradas (refrescos, jugos, aguas de sabores y bebidas<br />

endulzadas, café y té con azúcar). Para los hombres se registraron además bebidas alcohólicas. La ingestión de todas estas<br />

bebidas representa un consumo de 411 kcal per cápita diariamente, equivalente a un incremento corporal de 16.66 kg<br />

por año. El grupo de 19 a 39 años de edad presentó el mayor consumo, por su parte, en los niños <strong>la</strong> leche entera se ubica<br />

como uno de los tipos de bebida que contribuyen de forma notable a <strong>la</strong> ingestión energética total, ya que acusó <strong>para</strong> el<br />

año de 2006 16.3% de <strong>la</strong>s calorías diarias <strong>para</strong> este grupo de edad.<br />

De acuerdo con Rivera (2008), entre <strong>la</strong>s bebidas consumidas en <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción mexicana destacan el agua, <strong>la</strong> leche<br />

entera, los jugos y aguas con azúcar, refrescos y bebidas alcohólicas. En diferentes proporciones, todas el<strong>la</strong>s aportan<br />

un promedio de 1,721 mililitros por día equivalentes al 86% de <strong>la</strong> recomendación, de los líquidos totales <strong>del</strong> total de<br />

bebidas ingeridas 889 mililitros (52% <strong>del</strong> consumo promedio y 44.6% de <strong>la</strong> recomendación) se registró <strong>para</strong> agua.<br />

Debido a estos resultados es preciso fomentar el consumo de agua simple potable (Rivera-Dommarco 2008).<br />

En el grupo de mujeres de 12 a 49 años, según Barquera (2007), el total de kcal promedio que consumió este<br />

grupo fueron <strong>la</strong>s bebidas de alto, medio y bajo contenido de azúcar. Para 1999 el aporte energético era de 154 kcal y<br />

<strong>para</strong> 2006 fue de 349 kcal, reflejando un aumento de más <strong>del</strong> 100% (Barquera et al. 2007)<br />

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