EL CRISTIANISMO PAGANO - No-IP.com
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connota la idea de “bendición.” El reconocimiento público de los ancianos y otros ministerios<br />
generalmente fue a<strong>com</strong>pañado por la imposición de manos por los obreros apostólicos. (En el caso de<br />
obreros enviados a otros lugares, esto fue hecho por la congregación o los ancianos.<br />
En el primer siglo, la imposición de manos meramente quiso decir un apoyo o afirmación de una función, no<br />
indicaba un nombramiento a una posición o la elevación a una categoría especial. Lamentablemente, mas<br />
adelante, al final del segundo siglo y el principio del tercero, esto llegó a significar una posición especial.<br />
Durante el tercer siglo, “ordenación” tomó un significado <strong>com</strong>pletamente diferente. Era un rito cristiano<br />
formalizado. Por el cuarto siglo, la ceremonia de la ordenación fue embellecida por las vestimentas<br />
simbólicas y el rito solemne. La ordenación producía una casta eclesiástica que quitó el sacerdocio de los<br />
creyentes.<br />
De dónde supone usted que los cristianos sacaron el modelo de la ordenación? Ellos diseñaron su<br />
ceremonia de ordenación a la costumbre romana de nombrar individuos a posiciones civiles. El proceso<br />
entero, hasta las mismas palabras, salieron directamente del mundo cívico romano. ±<br />
Por el cuarto siglo, los términos usados con el nombramiento a una posición romana y con la ordenación<br />
cristiana llegaron a ser sinónimos. Cuando Constantino declaró el cristianismo la religión preferida, la<br />
estructura del liderato ya estuvo fortalecido por la sanción política.<br />
Las formas del sacerdocio del Antiguo Testamento fueron <strong>com</strong>binadas con la jerarquía griega. Tristemente,<br />
la iglesia se encontró segura en esta nueva forma, igual <strong>com</strong>o hoy día.<br />
Agustino (293-373 d.C.) bajó el estándar aun más por enseñar que la ordenación confiere una “estampa<br />
definitiva e invencible” sobre el sacerdote que le apodera a cumplir sus funciones sacerdotales. Para<br />
Agustino, la ordenación era una posesión permanente irrevocable.<br />
Entonces, se llegó a entender la ordenación cristiana <strong>com</strong>o algo que constituye la diferencia esencial entre<br />
el clero y el laico. Con eso, el clero fue apoderado a administrar los sacramentos. Se creía que el sacerdote,<br />
que dirigía el culto divino, debiera ser el cristiano más perfecto y santo entre todos.<br />
Gregorio de Nacianceno (329-389 d.C.) y Crisóstomo (347-407 d.C.) levantaron la norma (estándar) tan<br />
alta en cuanto a los sacerdotes que, al faltar de cumplir la santidad de su servicio, se perjudicaría su<br />
posición o aun estar en estado crítico. Según Crisóstomo, el sacerdote es <strong>com</strong>o un ángel. ¡Él no consiste en<br />
la misma flaqueza de resto de los hombres!<br />
¿Cómo iba el sacerdote vivir en tal estado de santidad pura? ¿Cómo iba el ser digno de servir en “el coro<br />
de los ángeles?” La respuesta era la ordenación. Por la ordenación, la corriente de las gracias divinas fluía<br />
al sacerdote, equipándole para ser un instrumento digno en las manos de Dios. Esta idea, también conocida<br />
<strong>com</strong>o “don sacerdotal,” apareció primeramente con Gregorio de Nisa (330-395).<br />
Gregorio mantuvo que la ordenación configura el sacerdote, “invisible pero, en realidad, un hombre<br />
diferente y mejor,” levantándole altamente sobre el laicado. “El mismo poder de la Palabra,” dice Gregorio,<br />
“hace que el sacerdote sea venerable y honorable, separado; mientras apenas ayer, él era uno de las masas,<br />
± La Organización de las Tempranas Iglesias Cristianas, pp. 129-133. Esta misma tendencia fue adoptada por el Judaísmo en el<br />
primer siglo. Las escribas judías, quienes eran proficientes en la interpretación de la Tora y las tradiciones orales, ordenaron a<br />
hombres a las posiciones del Tribunal Sanedrín. Estos hombres se veían <strong>com</strong>o mediadores de la voluntad de Dios para todo Israel.<br />
Los “ordenados” del Sanedrín llegaron a ser tan poderosos que, temprano en el segundo siglo, ¡los romanos mataron a cualquier<br />
que realizó la ordenación judía!