EL CRISTIANISMO PAGANO - No-IP.com
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Preguntas que Nunca se nos Ocurren.<br />
Sócrates (470-399 a.C.) es considerado por algunos historiadores a ser el padre de la filosofía. Nacido y<br />
criado en Atenas, su costumbre era de ir por el pueblo haciendo preguntas incesantemente y analizando a<br />
asuntos. • Sócrates cuestionaba audazmente las vistas populares de su día. El pensaba libremente sobre<br />
asuntos que sus contemporáneos Atenienses no consideraban apropiados para la discusión. Es decir, estos<br />
fueron intocables.<br />
El hábito de Sócrates de lanzar preguntas penetrantes a la gente y conseguir que la gente participe en unos<br />
diálogos críticos acerca de sus costumbres, eventualmente le llevó a su muerte. Sus preguntas incesantes de<br />
las tradiciones muy unidas provocaron a los líderes Atenienses a acusarle con “corromper a la juventud.”<br />
Como resultado, ellos mataron a Sócrates. Esto envió un mensaje bien clarito a los conciudadanos<br />
Atenienses: ¡Todos los que cuestionan las costumbres establecidas enfrentarán el mismo destino!<br />
Sócrates no era el único filósofo que fue la víctima de represalias por su no conformismo: Aristóteles fue<br />
exiliado, Spinoza fue ex<strong>com</strong>ulgado, y Bruno fue quemando vivo. Sin mencionar a los miles de cristianos que<br />
fueron torturados y matados por la iglesia institucional porque ellos se atrevieron a desafiar a sus enseñanzas.<br />
Como cristianos, somos enseñados por nuestros líderes a creer ciertas ideas y <strong>com</strong>portarnos de ciertas<br />
maneras. Sí, tenemos Biblia. Pero estamos condicionados a leerla con las lentes regaladas por la tradición<br />
cristiana a la cual pertenecemos. <strong>No</strong>s enseñaron a obedecer a nuestra denominación (o movimiento) y jamás<br />
desafiar a sus enseñanzas.<br />
(En este momento, todos los corazones rebeldes están aplaudiendo y tramando a usar los párrafos anteriores<br />
a crear estragos en sus iglesias. Si eso es usted, querido corazón rebelde, a usted le falta mi punto de esta<br />
introducción por una distancia considerable. Yo no me paro con usted. Mi consejo: Deje a su iglesia<br />
calladamente, rehúsa a causar divisiones, o quédese con ella en paz. Hay una gran brecha entre la rebelión y<br />
tomar una posición por lo que es la verdad.)<br />
Si se dijera la verdad, nosotros los cristianos, pareciera, nunca preguntan por qué hacemos tal cosa. Más<br />
bien, seguimos alegremente cumpliendo nuestras tradiciones religiosas, sin preguntar el origen de estas. La<br />
mayoría de los cristianos que pretenden apoyar la integridad de la Palabra de Dios nunca han investigado si<br />
las cosas que se hacen todos los domingos tienen bases bíblicas. ¿Cómo sé yo esto? Porque, si ellos lo<br />
hicieran, eso les llevaría a unas conclusiones muy perturbadores. Las conclusiones les obligarían por la<br />
conciencia a abandonar para siempre lo que ellos están haciendo.<br />
<strong>No</strong>tablemente, el pensamiento y la práctica de la iglesia contemporánea han sido influenciados mucho más<br />
por eventos históricos post-bíblicos que por los imperativos y ejemplos Neo-Testamentarios. Sin embargo, la<br />
mayoría de los cristianos son inconscientes de esta influencia. Tampoco se dan cuenta que esto ha creado un<br />
montón de tradiciones • queridas, calcificadas, ideadas humanamente, todas las cuales son pasadas<br />
rutinariamente <strong>com</strong>o “cristiana.” ••<br />
• Sócrates creía que la verdad se encuentra por dialogar extensivamente acerca de un asunto y cuestionarlo incesantemente. Este<br />
método se conoce <strong>com</strong>o el “dialéctico” o “método Socrático.”<br />
• Edwin Hatch, La Influencia de Ideas Griegas y sus Usos en la Iglesia Cristiana (Peabody: Hendrickson, 1895), p. 18. Hatch<br />
remonta los efectos dañinos de una iglesia que fue influenciada por su cultura en vez de una iglesia que influenciada a su cultura.<br />
•• Fue el filósofo cristiano, Soren Kierkegaard (1813-1855) que dijo que le cristianismo moderno esencialmente es falsificado<br />
(Soren Kierkegaard, Ataque del Cristianismo, ET 1946, pp. 59, 117, 150, 209).