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El Vigia Nº 22 - Departamento de Epidemiología - Ministerio de Salud

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el vigía<br />

Observaciones sobre las viviendas<br />

Mary Graham escribió acerca <strong>de</strong> su casa: “tiene murallas muy sólidas,<br />

muchas veces <strong>de</strong> cuatro pies <strong>de</strong> espesor, construidas <strong>de</strong> adobes <strong>de</strong><br />

diez y seis pulgadas <strong>de</strong> largo, diez <strong>de</strong> ancho y cuatro <strong>de</strong> grueso.”<br />

También observó que, según la clase social, era el tipo <strong>de</strong> material<br />

que se usaba para construir las viviendas: “Los pobres campesinos<br />

viven en chozas semejantes á las viviendas primitivas <strong>de</strong> todos los<br />

países; pero, construidas con menos cuidado aquí, don<strong>de</strong> el clima es<br />

tan suave y la temperatura tan igual, que con tal que el techo resista<br />

bien las lluvias no importan gran cosa las murallas. Los techos son <strong>de</strong><br />

construcción más sólida y tienen, generalmente, sobre las vigas <strong>de</strong><br />

soporte un techo <strong>de</strong> ramas revocado con barro y cubierto con hojas<br />

<strong>de</strong> palma tejera, que es muy común en los valles <strong>de</strong> Chile. Empléase<br />

también para los techos el hinojo, la caña y cierto pasto bastante largo<br />

y bonito. Por pobre que sea la casa, siempre tiene, sin embargo, una<br />

construcción separada para la cocina.”<br />

“Los edificios <strong>de</strong> adobes y las habitaciones rústicas que tienen tejado y<br />

cuyos muros están revocados por <strong>de</strong>ntro y fuera se <strong>de</strong>nominan casas;<br />

las <strong>de</strong>más se llaman rancho. Generalmente, la palabra rancho suele<br />

aplicarse también al grupo <strong>de</strong> habitaciones que sirven <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia<br />

al campesino chileno”.<br />

En el Manual <strong>de</strong> la <strong>Salud</strong>, se entregan recomendaciones, entre otras,<br />

acerca <strong>de</strong> las características <strong>de</strong> una vivienda “saludable”, <strong>de</strong> la manera<br />

siguiente:<br />

“Las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong>berían estar enteramente <strong>de</strong>snudas y blanqueadas, sin<br />

cuadros ni colgaduras, que son nidos <strong>de</strong> miasmas y <strong>de</strong> insectos.<br />

Siempre <strong>de</strong>be haber cloruro <strong>de</strong> cal en los comunes o letrinas, y es<br />

preciso purificar el ambiente <strong>de</strong> los dormitorios, quemando <strong>de</strong> vez en<br />

cuando vinagre sobre una plancha enrojecida al fuego.<br />

Ante todo <strong>de</strong>be elejirse la habitacion espuesta al sol y al abrigo <strong>de</strong> Ias<br />

emanaciones <strong>de</strong> los pantanos, <strong>de</strong> los rios <strong>de</strong> las fábricas o manufacturas<br />

insalubres.<br />

Debe mudarse a menudo la ropa <strong>de</strong> las camas, y al levantarlas por la<br />

rnañana esponerlas al aire algunas horas; no <strong>de</strong>scuidando tampoco el<br />

barrer bien los pisos y sacudir las pare<strong>de</strong>s.”<br />

Observaciones sobre algunas costumbres<br />

De visita en Santiago, Mary Graham <strong>de</strong>scribe así “las chinganas o<br />

entretenimiento <strong>de</strong>l bajo pueblo”: “Reúnense en este lugar todos los<br />

días festivos, y parecen gozar extraordinariamente en haraganear,<br />

comer buñuelos fritos en aceite y beber diversas clases <strong>de</strong> licores,<br />

especialmente chicha, al son <strong>de</strong> una música bastante agradable <strong>de</strong> arpa<br />

y guitarra, tamboril y triángulo, que acompañan las mujeres con cantos<br />

amorosos y patrióticos. Los músicos se instalan en carros, techados<br />

generalmente <strong>de</strong> caña ó <strong>de</strong> paja, en los cuales tocan sus instrumentos<br />

para atraer parroquianos a las mesas cubiertas <strong>de</strong> tortas, licores, flores,<br />

etc., que éstos compran para su propio consumo o para las mozas á<br />

quienes <strong>de</strong>sean agradar”<br />

“...aunque la aristocracia prefiere la Alameda, no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> concurrir<br />

también a las chinganas, don<strong>de</strong> todos parecen sentirse igualmente<br />

contentos en medio <strong>de</strong> una tranquila y or<strong>de</strong>nada alegría”<br />

Otra costumbre <strong>de</strong> la época, es señalada por Poeppig <strong>de</strong> la siguiente<br />

manera: “Todos los mestizos disfrutan, <strong>de</strong> la reputación <strong>de</strong> ser<br />

excelentes mozos, por lo cual son muy solicitados en el norte y sobre<br />

todo en la capital, siendo conocidos con el nombre ya señalado <strong>de</strong><br />

cholos. La pobreza y la sumisión en que se criaban les daban un aspecto<br />

<strong>de</strong> mo<strong>de</strong>stia y humildad, que no posee siempre el chileno blanco <strong>de</strong><br />

la clase sirviente. Existe en el sur un sistema especial para preparar<br />

buenos mozos. Los más pobres <strong>de</strong> los campesinos <strong>de</strong> origen no bien<br />

20<br />

puro ven<strong>de</strong>n sus hijos a los pobladores <strong>de</strong> la ciudad, recibiendo un pago<br />

en dinero. Renuncian a toda reclamación pero fijan la condición <strong>de</strong> que<br />

11 valparaíso<br />

sus hijos sean educados con suavidad y que se les use únicamente<br />

como sirvientes. La ley no reconoce este trato, y si algún discípulo huye<br />

<strong>de</strong> la familia a que pertenece, no se le pue<strong>de</strong> perseguir como en otros<br />

países a los esclavos negros.”<br />

Aunque bajo la mirada <strong>de</strong> los extranjeros esta costumbre parecía muy<br />

cruel, Poeppig aclara al respecto: “es necesario haber sido testigo <strong>de</strong>l<br />

cuidado y <strong>de</strong> la preferencia con que se trata a estos “cholitos” en las<br />

familias, para compren<strong>de</strong>r por qué sus padres pobres se separan <strong>de</strong><br />

ellos con facilidad, encomendándolos en la forma <strong>de</strong>scrita”.<br />

Observaciones sobre el uso <strong>de</strong>l suelo<br />

Mary Graham observó: “Las necesida<strong>de</strong>s más apremiantes son para<br />

Chile la educación <strong>de</strong> las clases media y superior y un gran número <strong>de</strong><br />

manos <strong>de</strong> obra. Debiera <strong>de</strong>cir trabajadores productivos; pero la verdad<br />

es que escasean las manos directa e indirectamente productivas. No<br />

se cultiva ni la centésima parte <strong>de</strong>l suelo, que rin<strong>de</strong> <strong>de</strong> 16 por 1 en la<br />

costa, á 100 por 1 <strong>de</strong> trigo en los terrenos más elevados; el rendimiento<br />

ordinario es <strong>de</strong> 60 en todas partes y en algunos puntos <strong>de</strong> 90 para la<br />

cebada y otro tanto para el maíz; por otra parte, los frutos trasplantados<br />

aquí parecen haber adoptado el suelo y aun mejorado en calidad y en<br />

cantidad en este favorecido clima.”<br />

Las observaciones <strong>de</strong> Mary Graham respecto al uso <strong>de</strong> la tierra se<br />

basaban en su experiencia en Valparaíso, las que contrastan con las <strong>de</strong><br />

Eduard Poeppig, quien <strong>de</strong>cía <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> Aconcagua: “Se le consi<strong>de</strong>ra<br />

como uno <strong>de</strong> los más fértiles en la parte boreal <strong>de</strong> la república. Los<br />

cultivos y el dominio <strong>de</strong> la tierra han adquirido gran importancia en<br />

este valle y motivado la aglomeración <strong>de</strong> una población muy <strong>de</strong>nsa y<br />

trabajadora, <strong>de</strong>bido a la vecindad <strong>de</strong>l puerto, que consume mucho, como<br />

también <strong>de</strong> la capital, que recibe gran parte <strong>de</strong> sus abastecimientos <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

Quillota. La población autóctona a la llegada <strong>de</strong> los conquistadores, los<br />

quillotanos, una tribu indígena <strong>de</strong>saparecida sin <strong>de</strong>jar rastros, ya se<br />

caracterizaba por su mayor número, su moral y su <strong>de</strong>dicación al trabajo,<br />

cultivando sobre todo el suelo”.<br />

Observaciones sobre caminos y transporte<br />

Después <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> sus paseos por Valparaíso, Mary Graham<br />

escribió:<br />

“Durante mi regreso a casa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el lava<strong>de</strong>ro tuve ocasión <strong>de</strong> ver<br />

algunos ejemplares <strong>de</strong> los vehículos que se usan en Chile. Las ruedas, el<br />

eje, la cama, todo está ajustado sin un clavo ni ningún pedazo <strong>de</strong> hierro.<br />

Las ruedas se componen <strong>de</strong> un doble círculo <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, dispuesto <strong>de</strong><br />

modo que las junturas <strong>de</strong>l uno quedan cubiertas por el otro, y las <strong>de</strong> este<br />

están ajustadas con fuertes clavijas; el resto es <strong>de</strong> una sólida armazón<br />

<strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra amarrada con tiras <strong>de</strong> cuero, que, puestas frescas, al secarse<br />

se contraen y endurecen y forman la más segura <strong>de</strong> las ligaduras. Tanto<br />

el piso <strong>de</strong> los coches como el <strong>de</strong> las carretas es <strong>de</strong> cuero; las carretas<br />

tienen un toldo <strong>de</strong> coligües y <strong>de</strong> paja muy bien trenzado; el <strong>de</strong>l coche es<br />

comúnmente <strong>de</strong> lona pintada, cosida en una ligera armazón, con asientos<br />

á los lados y la entrada por <strong>de</strong>trás. <strong>El</strong> coche es tirado generalmente por<br />

una mula, si bien con frecuencia se emplean bueyes para el objeto; para<br />

las carretas se emplean siempre los bueyes, enyugados como para el<br />

arado. Estos animales hacen el viaje <strong>de</strong> aquí 11 a Santiago, o sea unas<br />

noventa millas, con una carreta cargada, en tres días.”<br />

los terremotos<br />

Un diagnóstico <strong>de</strong> salud <strong>de</strong> los chilenos estaría incompleto si no se<br />

mencionara el impacto <strong>de</strong> los terremotos en la formación <strong>de</strong>l carácter<br />

y la salud <strong>de</strong> los chilenos, puesto que éstos han sido una constante en<br />

toda nuestra historia.<br />

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