La Tradición Puntana - Gobierno de San Luis
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LA TRADICIÓN PUNTANA 12<br />
TENIENTE GENERAL PEDERNERA<br />
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Allá en el extremo su<strong>de</strong>ste <strong>de</strong> la sierra puntana y en un intervalo que la separa <strong>de</strong>l<br />
sistema cordobés, se levanta un grupo granítico aislado cuya cima dominante es el Cerro <strong>de</strong>l<br />
Morro. Ese apartado lugar ofrece al observador los más raros y pintorescos contrastes. A las<br />
rocas abruptas y agrietadas, a la ari<strong>de</strong>z <strong>de</strong> una naturaleza muerta por antiguas convulsiones<br />
volcánicas, sucé<strong>de</strong>nse suaves hondonadas y ver<strong>de</strong>s mesetas cubiertas <strong>de</strong> gramíneas y <strong>de</strong> trébol<br />
por don<strong>de</strong> corre a saltos el cristalino arroyo <strong>de</strong> <strong>La</strong> Guardia, antes <strong>de</strong> ir a terminar en la llanura<br />
cercana.<br />
En los valles y en las proximida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l agua, se reconcentra toda la vida <strong>de</strong> la región y<br />
los escasos habitantes <strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a <strong>San</strong> José. Des<strong>de</strong> su origen fue acantonamiento <strong>de</strong> las milicias<br />
<strong>de</strong> frontera para proteger el comercio y las comunicaciones entre Cuyo y el litoral y a su<br />
amparo creció el vecindario en limitada extensión, a causa <strong>de</strong> estar siempre amenazado por los<br />
feroces ranqueles, que, inopinadamente, caían como un azote, al favor <strong>de</strong> las sombras <strong>de</strong> la<br />
noche o <strong>de</strong> las nieblas <strong>de</strong>l día.<br />
A través <strong>de</strong> los lejanos años se conservan en las tradiciones <strong>de</strong> la localidad cien<br />
interesantes y dramáticos episodios <strong>de</strong> aquella lucha sin gloria, en la cual a diario se jugaba el<br />
problema <strong>de</strong> la existencia.<br />
Al lado <strong>de</strong>l arado, en el ro<strong>de</strong>o y en cualquier sitio apartado, había que tener a mano un<br />
buen sable o una lanza <strong>de</strong> punta acerada, en cuyas armas confiaba más el criollo y con las<br />
cuales se bastaba para la <strong>de</strong>fensa y el ataque. Era menester cierto ardid para luchar<br />
ventajosamente con el indio, como para matar al tigre, y el aprendizaje se hacía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muy<br />
temprano, en la ruda escuela <strong>de</strong> la experiencia personal.<br />
Así se explica aquel estoicismo, aquella serenidad y bravura <strong>de</strong> los primitivos moradores<br />
<strong>de</strong>l Morro, que dieron excelentes soldados a la patria. De esa cepa provenía el teniente general<br />
Juan Esteban Pe<strong>de</strong>rnera, nacido, en aquel célebre lugar, el 25 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1796. Creció en<br />
el peligro y en la ruda faena <strong>de</strong>l campo, hasta que sus padres le mandaron a educarse al<br />
convento <strong>de</strong> dominicos en Mendoza, a cuya comunidad pertenecían sus tíos los frailes<br />
Domingo y Pedro Pe<strong>de</strong>rnera. Poco tiempo <strong>de</strong>bía permanecer allí, pues su espíritu vivaz,<br />
inquieto y soñador mal se avenía con la severa disciplina monacal. Exaltada su imaginación<br />
por la magna empresa <strong>de</strong> la reconquista <strong>de</strong> Chile y por el llamado que hizo el general <strong>San</strong><br />
Martín al patriotismo <strong>de</strong> la juventud, para formar el famoso Ejército <strong>de</strong> los An<strong>de</strong>s, no trepidó<br />
en abandonar el convento y la gramática latina y en ceñir el traje viril <strong>de</strong> grana<strong>de</strong>ro a caballo,<br />
en cuyo regimiento presentóse como voluntario el 1º <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1815. Des<strong>de</strong> entonces<br />
su vida está vinculada a todos los sucesos que han cambiado fundamentalmente los <strong>de</strong>stinos <strong>de</strong><br />
América.<br />
Ca<strong>de</strong>te a los veinte años <strong>de</strong> edad, recogió el primer laurel en Chacabuco y el ascenso<br />
a alférez por acción recomendable. En la primera prueba había salido airoso y retemplado; todo