La publicación de Batiscafo 2008 – 2010 - Dropbox

works? Are they being watched by a state entity
or simply banned from expressing through
independent publications, lets say, which may
be considered pamphlets made by defectors?
A world full of absurdity and I am aware
that I could only experience it because I was
a Batiscafo resident. If I hadn’t been, these
inequalities would not have affected me that
much because they would have been disguised
or distant. This made me think very much
about my city, Rio de Janeiro, where inequalities
are so cruel in that context and unequal
people live side by side. But the difference is
that in Rio these inequalities are protested
through violent urban unrest while in Havana
people wait. In both cases, people seem ready
to explode.
I interviewed 26 people most of them
critics and curators. It was curious that most
of the artists I was interested to meet were not
in Cuba due to numerous varied reasons:
some left the country and others were traveling
because of their work. That is why I focused
my research on young critics and curatorial
practice. Not too long ago, curators enjoyed
little prestige in Cuban artistic milieu. As
I already mentioned, any work not linked
to an institution or that the Cuban government
does not authorise in a given way is not
in accordance with the law. Curators are only
to be found in public centers and international
foundations, and practicing freelance
is a recent phenomenon in Cuba. This is
something that came up in many interviews,
although I was able to see that, in spite of these
activities increasingly finding legitimate spaces
in the country, the profession has no remuneration
policies yet. Many curators survive
by direct invitations from artists, that is, in
Cuba artists pay – from their own pocket – for
the work of the curator and the critical text for
their exhibitions. And, therefore, curators
barely gain curriculum with the exhibitions
they participate in. Support and finance comes
SEPTEMBER/SEPTIEMBRE 2009
Estado o simplemente prohibidos de manifestarse
por medio, por ejemplo, de publicaciones indepen-
dientes, que pueden ser consideradas como material
panfletario desertor? Un mundo de absurdos, y tengo
consciencia de que eso pude experimentarlo porque
estuve como residente en Batiscafo. De lo con-
trario, esas desigualdades no me afectarían tanto
pues estarían disfrazadas o distantes. Eso me hizo
pensar mucho en mi ciudad, en Río de Janeiro, donde
las desigualdades son tan crueles en ese contexto
y los desiguales también conviven lado a lado.
Pero a diferencia de que en Río, es a través de la
violencia urbana que esas desigualdades gritan y en
La Habana las personas esperan. En los dos casos las
personas están en su límite de explotar.
Entrevisté 26 personas, en su mayoría críticos
y curadores. Lo curioso fue que la mayor parte de
los artistas que me interesaba conocer se encontra-
ban fuera de Cuba por diferentes motivos: algunos
se fueron del país y otros estaban viajando por
trabajo. Por eso, mi foco de investigación pasó a
ser sobre la joven producción crítica y práctica
curatorial. Hace poco tiempo atrás, la función del
curador era una actividad de poco prestigio en el
medio artístico cubano. Como ya mencioné, cual-
quier trabajo que no esté ligado a una institución
o, de alguna manera, acreditado por el gobierno
cubano está fuera de la ley. El curador solo existe
en centros públicos y en fundaciones internacio-
nales, y esa práctica de manera autónoma es un
fenómeno reciente dentro de la escena cubana. Esta
característica aparece en gran escala en muchas
entrevistas, aunque pude percibir que a pesar de las
actividades de estar conquistando espacios legiti-
madores en el país, la profesión continúa carente
de políticas vigentes para su remuneración. Muchos
curadores sobreviven por medio de las invitaciones
directas de los artistas; o sea, en Cuba, el artista
que paga –de su propio bolsillo- por el trabajo de
un curador y por el texto crítico de su muestra.
Cuando es de esa manera el curador apenas gana
currículum con las exposiciones en que participa.
La única salida cuanto a financiamiento y apoyos
pasa por las fundaciones internacionales y, en su
only through international foundations and
mostly in the case of projects made abroad.
The same thing happens with the sale
of works. The few existing art galleries are
state-owned and they pay in local money, the
peso, which is extremely devalued even in the
country. The National Fine Arts Museum has
an annual purchase policy with the purpose
of increasing its patrimony and investing in
young artists, and buys works in pesos. There
is no market or collecting in the country and,
ironically, the great flow of buying and selling
Cuban art is in the United States. Artists are
represented abroad, receive foreign currency
and, if they decide to continue living in Cuba,
their position is rather high. This is the case
with most Cuban artists. It is good business to
be an artist in Cuba!
Most of the institutions I visited were well
fitted out, had adequate exhibition spaces
and directors and curators were open to new
ideas. The position directors must maintain
in these institutions is rather delicate: even
when navigating contemporary art practices; in
some cases they may act like state censors. That
is why many professionals leave institutions in
order to risk of an independent career which
may be very unstable. I only knew two alternative
spaces: Sandra Ceballos’s Aglutinador,
which has firmly and strongly resisted for
fifteen years, although closely watched by
inspectors of the Revolution. To believe and to
work are always actions of resistance.
Throught the twenty days in Havana I felt
a little of everything: impotence (any change
in this context can only be an initiative by the
Cuban people; foreigners never can act in
this cultural logic); criminal deception (why
is everything so difficult? The way a person
acts against another person is bureaucratic
and this is visibly exhausting for Cubans
themselves) and disillusion (How can dreams
and utopias be so cruelly destroyed? The
Revolution was a real Utopia, a dream of the
mayoría, cuando se trata de proyectos realizados
fuera de Cuba.
La misma lógica se aplica para la venta de
obras. Las pocas galerías de arte son estatales y
negocian sus representaciones en moneda local, el
Peso Nacional, que es extremadamente desvalori-
sado incluso dentro del país. El Museo Nacional de
Bellas Artes posee una política anual de adqui-
sición, con el objetivo de acrecentar el patrimonio
y apostar en jóvenes artistas, por lo que adquiere
obras en Peso Nacional. Dentro del país no existe
un mercado o coleccionismo y, por ironía, el gran
flujo de compra y venta de arte cubano está en los
Estados Unidos. El artista que es representado en el
exterior, recibe en moneda extranjera y cuando opta
por continuar viviendo en Cuba, conquista un alto
peldaño de vida. La mayoría de los artistas cubanos
se encuentran dentro de este ejemplo. ¡Ser artista
en Cuba es un óptimo negocio!
Las instituciones que visité, en su mayoría,
están bien equipadas, tienen espacios expositi-
vos adecuados y directores y curadores dispues-
tos a novedades. La postura que necesita asumir
un director frente a esas instituciones es bien
delicada: incluso adicto a las prácticas contem-
poráneas en arte, es preciso en algunos casos actuar
como un censor a favor del Estado. Ese es el motivo
por el cual muchos profesionales dejan las institu-
ciones para arriesgarse en carreras independientes
con un alto grado de inestabilidad. Apenas conocí
dos espacios alternativos, el Aglutinador de Sandra
Ceballos, que hace 15 años viene resistiendo firme
y fuerte, incluso, vigilado de cerca por inspec-
tores de la Revolución. Creer y trabajar son siempre
acciones de resistencia.
En estos veinte días en La Habana sentí un
poco de todo: impotencia (cualquier cambio en ese
contexto puede acontecer solamente por iniciativa
del pueblo cubano. El extranjero nunca puede actuar
de esa lógica cultural); estafa (¿Por qué es todo
tan difícil? La manera de actuar uno contra el otro
es burocrática y eso es visiblemente agotador para
los propios cubanos) y desilusión (¿Cómo es que
los sueños y utopías son destrozados de manera tan
40 Batiscafo
Batiscafo
40 SEPTEMBER/SEPTIEMBRE 2009