David Villa Entre Toix y la Serra Gelada Vinaròs - Comunidad ...

La desembocadura del río Algar, hoy recuperado
merced a un espectacular proyecto ecológico,
se ha convertido en un lugar de esparcimiento y
diversión
The mouth of the Algar River, which has now
been recovered thanks to a spectacular
environmental project, has become a place for
recreation and fun
un difícil camino rocoso. El pasaje huele
a romero y espliego y el sonido del agua
del mar acompaña al caminante hasta
llegar a la agreste playa. La naturaleza
de la Solsida todavía no ha hecho concesiones,
no tiene rotos, ni construcciones,
no hay carretera, ni cultivos y el mar entra
y sale en los entrantes a tierra que él mismo
ha horadado.
ENTRE DOS PUERTOS
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Entre los pequeños puertos de Mar y
Montaña, ahora Porto Senso, y el Portet
de L´Olla se extiende una playa de más
de un kilómetro de largo y de aguas
transparentes que alterna arena, cantos
rodados y roca, es la playa de l’Olla. El
camino costea, a veces se acerca a
algún pinar y otras recorre zonas suavizadas
de forma artificial, entre barcas,
velas, hamacas y chiringuitos. La playa
de l’Olla, una de las más concurridas y
populares de la villa blanca, permite el
disfrute sin límites del mar y del sol. L’Olla
fue un clásico lugar de veraneo de principios
de siglo y prueba de ello son
algunas de sus construcciones tradicionales
como Villagarcía, dividida en
varios apartamentos, y el palacete de Villa
Gadea, hoy sede de la Policía Local.
La más grande de las dos islas de
Altea, la illeta, divide en dos la playa de
l’Olla. El sol, el mar y el cielo abrazan
el islote verde y calizo en forma de gran
caracola y que cae en picado al
Mediterráneo por su parte más profun-
da. La illeta posee un paisaje peculiar,
verde durante los meses de invierno y
multicolor en primavera. Sin embargo,
el estío la vuelve parda aunque manteniendo
una explosión de vida en su interior.
En lo profundo, la illeta preside la gran
pradera de posidonia por la que nadan tranquilos
peces gitanos, falsos abadejos y morenas
negras, a los que la zona de protección
del parque natural de la Serra Gelada ha
dado un respiro en los últimos años.
En la parte final del recorrido por
l’Olla, la playa de bolos y grava desaparece
y se convierte en una zona de grandes
losas de piedra esculpidas por el
oleaje del Mediterráneo. El recorrido, por
el paseo empedrado, muere en el Portet
de l’Olla, uno de los puertos más pequeños
de la costa valenciana con capacidad
para una treintena de embarcaciones de
pequeños calado.
El Portet da paso al Soio, una cala de
poco más de cien metros de rocas y piedras
negras que revelan el origen volcánico
del cabo que la resguarda y que las
esporádicas invasiones de algas propician
su poca ocupación incluso en los
meses de verano. La pequeña bahía de la
cala del Soio, muy cerca de la pradera de
posidonia, posee fondos marinos espectaculares.
Un cabo rocoso con frondoso pinar y
que alberga el chalé conocido como la casa
del ministro es el preludio de la playa del
Cap Negret, una de las más largas de
Altea de casi un kilómetro y medio. Cap
Negret es de bolos, grava y también
con varias zonas de arena dorada.
La desembocadura del río Algar, hoy
un espacio recuperado merced a un
espectacular proyecto ecológico, se ha
convertido en un lugar de esparcimiento
y diversión. Con el plan se ha regenerado
el cauce del río, se han reconstruido
las orillas, se ha creado una senda de
casi dos kilómetros río arriba por el
margen derecho y se han plantado en
toda la zona recuperada las especies ribereñas
autóctonas. Un cisne blanco ha
hecho de la desembocadura su hogar y
allí, entre bañistas y pescadores, campa
a sus anchas ajeno al mundo que le rodea
desde hace más de cuatro años.
PASEO, PUERTO Y DOS PLAYAS
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Tras cruzar el río una pequeña playa da
acceso al espigón, hoy cortado en algunos
tramos, y también por un camino al
paseo marítimo, uno de los paseos obligados
y donde se puede disfrutar de una
agradable brisa, en una de sus numerosas
terrazas.
La playa de la Roda empieza donde
termina el espigón. La playa, de grava,
bolos y arena dorada y bajo la continuación
del paseo marítimo, es la más urbana
y animada de la villa blanca, mide algo
menos de un kilómetro y medio y sus aguas
son tranquilas, debido en parte al hemitómbolo
sumergido que tiene frente a
ella.
El paseo muere en el puerto de
Altea, un animado espacio pesquero y
deportivo y con un Club Náutico relativamente
joven pero de gran prestigio.
El puerto fue solamente pesquero hasta
que en el año 1977 se le otorgó la concesión
deportiva al recién fundado Club
Náutico Altea, que completó sus pantalanes
en 1981, inaugurando su actual
sede social en 1985. La flota pesquera
de una treintena de barcos, con gran
actividad, asegura un notable calado
en la dársena, con hasta seis metros de
profundidad en la bocana.
Tras el puerto, Cap Blanch es la
más sureña de las playas alteanas y se
funde con la de El Albir, en el término
vecino de l’Alfàs del Pi. Es una playa que
empieza como una pequeña cala junto
al Club Náutico, continúa con un tramo
de rocas y enormes piedras hasta que
finalmente alterna zonas de bolos, grava
y arena.
En la playa de El Albir de l’Alfàs del
Pi, bajo el espectacular macizo de la Serra
Gelada concluye el recorrido costero al
borde de un Mediterráneo que, según
los días, va del añil más intenso a un
brillante turquesa pero que siempre se
convierte en blanco al romper contra las
piedras. Un recorrido minimalista por la
costa de Altea, un camino hecho palmo
a palmo, por la esencia y los secretos
de una tierra prometida para muchos.
THE CLIFFS OF MORRO DE TOIX
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In Altea the Mediterranen is clean and
warm, and although the coast is not
completely sandy, it does provide a
variety of beaches which are comparable
only to the geological wealth of Morro
de Toix and the Serra Gelada, the two
mountain ranges that frame the bay of
Altea to the north and the south.
The trip around Altea begins in the
cliffs of Toix, where Bernia comes to an
end, the ridge of the mountain range
summit and its phenomenal landscape
and ends in Punta Bombarda in El Albir,
in l’Alfàs del Pi. The Toix cliff, almost
300 metres high, is in fact a fault plane,
one of a group of fractures, which break
up the mountain range up in the east.
Centuries of landslides and freshwater
canals have made Toix, between Calpe
and Altea, an incredible, yet rugged
and inaccessible place. Here, an
extraordinary and almost unique
phenomenon in the Mediterranean
occurs; the water enters from the sea
through the Cova dels Coloms (Cave of
the Pigeons) in Calpe and leaves from
another cave which is more than twenty
miles away. It seems incredible but, in
Toix the water which is drawn in passes
through a route which brings it back out
through the Moraig de Benitachell cave.
The Cova dels Coloms can only be
reached by sea. Divers plunge into the
depths of this underwater paradise in the
hope that they may catch a glimpse of
CVNEWS 19