02.07.2013 Views

Giobany Arévalo > Gabriela Torres Olivares >Anuar Jalife - Literal

Giobany Arévalo > Gabriela Torres Olivares >Anuar Jalife - Literal

Giobany Arévalo > Gabriela Torres Olivares >Anuar Jalife - Literal

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

total diversidad de posturas subjetivas patológicas, leyendo<br />

esta diversidad como la diversidad de las respuestas<br />

que hay a la pregunta histérica. El psicótico se sabe el<br />

objeto de placer de los otros, mientras que el pervertido<br />

se deposita como el instrumento del placer de los otros<br />

y así sucesivamente. Es por esto que sostengo que hay<br />

una dimensión terrorista en la presión por elegir. Este<br />

terror resuena, al menos para mí, incluso en la pregunta<br />

más inocente; por ejemplo, cuando uno reserva una<br />

habitación en un hotel. ¿Almohadas suaves o duras?,<br />

¿cama matrimonial o camas separadas?, etcétera. Debajo<br />

de este simple cuestionario hay un sondeo mucho más<br />

radical: “Dime quién eres, ¿qué tipo de objeto quieres<br />

ser?, ¿qué llenaría la profundidad de tu deseo?”. Es por<br />

esto que creo que la aprehensión anti-esencialista sobre<br />

las identidades fi jas que planteaba Michel Foucault, esa<br />

urgencia incesante por ejercitar el cuidado del ser, por<br />

reinventarse continuamente, por recrearse uno mismo,<br />

encuentra un extraño eco en las dinámicas del capitalismo<br />

posmoderno. Ya estaba, desde luego, el viejo existencialismo<br />

que afi rmaba que un hombre es lo que él<br />

hace de sí mismo, y el existencialismo unió esta libertad<br />

radical con una ansiedad existencial. Pero para el existencialismo,<br />

la ansiedad de experimentar la propia libertad,<br />

la falta de una determinación sustancial propia, era el<br />

momento auténtico cuando el sujeto veía su integración<br />

en la fi jeza del universo ideológico dado. Lo que el existencialismo<br />

no era capaz de prever fue lo que Adorno intentó<br />

condensar en el título de su ataque en contra de la<br />

palabrería de Heidegger sobre la autenticidad; cómo la<br />

ideología hegemónica moviliza directamente la falta de<br />

una identidad fi ja para sostener el proceso interminable<br />

de la auto-recreación consumista, ya sin reprimirla. Así<br />

que para volver una vez más a este eterno y ya aburrido<br />

debate con Judy Butler, la cuestión no es que yo no esté<br />

de acuerdo con el mismo, pero creo que precisamente<br />

este eterno auto-cuestionamiento dinámico y nómada<br />

que siempre sostiene esta ansiedad ambigua: “¿Estás listo<br />

para admitir quién eres?”, es el nivel en el cual el<br />

consumismo te hace culpable. No en el sentido simple<br />

de: “Nunca obtienes el gozo total que quieres del producto<br />

adquirido”. Sin embargo, se supone que siempre<br />

escoges libremente lo que quieres de verdad; aunque,<br />

desde luego, nunca puedes.<br />

Democracia<br />

De alguna manera el consumismo siempre te hace ver<br />

como no-auténtico. Con la difi cultad para elegir, el populismo<br />

y demás como tela de fondo, me gustaría abordar<br />

el tema de la democracia. Hay una distinción entre<br />

dos tipos o, mejor dicho, niveles de corrupción en la<br />

democracia. La corrupción empírica de facto y la corrupción<br />

que está ligada a la forma misma de la democracia,<br />

que es la reducción de la política a la negociación de<br />

intereses privados. Esta brecha se vuelve visible en los<br />

casos auténticos (y extraordinarios) en los que un políti-<br />

co democrático y honesto, mientras lucha en contra de<br />

la corrupción empírica, sostiene, sin embargo, el estado<br />

formal de la corrupción.<br />

Utilizando los mismos términos de Walter Bejamin<br />

acerca de la distinción entre la violencia constituida y la<br />

violencia constitutiva, uno podría decir que aquí estamos<br />

tratando con la distinción entre la corrupción constituida<br />

(romper las leyes, etcétera) o más bien, la corrupción<br />

constitutiva de la forma democrática de gobierno misma.<br />

La democracia electoral sólo es representativa en<br />

tanto que primero es la representación consensuada del<br />

capitalismo, que es hoy la economía de mercado. Creo<br />

que uno debe seguir esta línea en el sentido estricto<br />

trascendental. El nivel empírico, desde luego, es cómo<br />

la democracia liberal multipartidista representa y refl eja<br />

las opiniones cuantitativas y dispersas de las personas, lo<br />

que piensan sobre los candidatos y demás. Sin embargo,<br />

antes de este nivel empírico, en un sentido mucho<br />

más radical, la democracia multipartidista representa<br />

una cierta visión de la sociedad, la política y el papel<br />

que juega el individuo en ella. La democracia multipartidista<br />

representa una visión precisa de la vida social en<br />

que la política está organizada en partidos que compiten<br />

a través de las elecciones para ejercer un control sobre<br />

los aparatos legislativo y ejecutivo del estado. Uno debe<br />

estar consciente de que este marco trascendental de la<br />

democracia nunca es neutral; privilegia ciertos valores<br />

y prácticas. Esta no-neutralidad se vuelve palpable en<br />

el momento de crisis cuando experimentamos la inca-<br />

AGNI<br />

So many ways to pronounce it.<br />

Agnee like atlas, Ahgnee like opposite.<br />

Ugnee, in Sanskrit, where it means fire.<br />

(But who wants to say Ugnee?)<br />

Agneye . . . Ahnyee . . . A. G. N. I.<br />

To us, the letters stand for idiosyncracy. The<br />

word marks a space for engaged introspection.<br />

And we think you’ll pronounce it good.<br />

Visit the redesigned AGNI Online at<br />

www.agnimagazine.org. A complete, linked<br />

index gives access to thousands of poems,<br />

essays, and stories. And of course you’re invited<br />

to subscribe: 30% off with code LL09.<br />

En esta crítica<br />

el privilegio<br />

jacobino de<br />

la virtud es<br />

discernible. En<br />

la democracia no<br />

hay lugar para la<br />

virtud.<br />

Mi conclusión<br />

es que podría<br />

tratarse de una<br />

animosidad<br />

hacia el acto de<br />

votar, sugiriendo<br />

que no hay<br />

autenticidad en<br />

ello.<br />

OTOÑO, 2009 LITERAL. VOCES LATINOAMERICANAS 7

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!