Los pingueros y sus clientes - Cuba Arqueológica
Los pingueros y sus clientes - Cuba Arqueológica
Los pingueros y sus clientes - Cuba Arqueológica
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Documento descargado de <strong>Cuba</strong> <strong>Arqueológica</strong> www.cubaarqueologica.org<br />
dependencia de la imagen hétero u homosexual del autor, y por otra<br />
parte, siempre al valorarse el tema en otros momentos históricos, es<br />
mejor aceptado que en la tan difícil y polémica actualidad; signos<br />
inequívocos de homofobia.<br />
El sexismo imperante incide también para la homosexualidad: en<br />
los espacios urbanos antes referidos, se revelan los códigos secretos<br />
de lo mejor y lo peor no sólo de la homosexualidad, sino de toda la<br />
diversidad humana que las frecuenta por <strong>sus</strong> atractivos recreativos y<br />
culturales en general. Pero en el imaginario popular, esta<br />
homosexualidad es fundamentalmente masculina y confundida con el<br />
amaneramiento, transvestismo y transexualismo, por esquemas<br />
simplistas y peyorativos. La reconoce más fácil en un joven blanco:<br />
el negro ha de lindar lo grotesco para ser reconocido, y en la mujer<br />
se fijan menos y se interpreta como fortaleza de carácter.<br />
El machismo educa que el hombre es para la calle y sin mayores<br />
emociones ni menos aun estabilidad ni igual concepto ni deber de<br />
fidelidad, lo educa incluso en los prostíbulos; en cambio la mujer,<br />
(como si las prostitutas no fueran también mujeres) es relegada a la<br />
casa y a soportar en la máxima pasividad, estabilidad y fidelidad<br />
obligadas, todo lo que el marido decida. 22 Además, determinados<br />
contextos como el militarismo tienden a ser menos agresivos contra<br />
la homosexualidad femenina. 23 Se verifica entonces la teoría del<br />
“marginador marginado” que he trabajado en textos previos, 24<br />
22 Por ello, las parejas femeninas suelen ser más estables y caseras, menos rebeldes y por tanto,<br />
menos ostentosas, salvo excepciones, dadas bien por errada ansia de masculinidad o por<br />
principios o temperamento, en el mejor o peor sentido.<br />
23 De ahí que suelen preferir interpretarla como “fortaleza de carácter”, quizás con ¿buenas?<br />
Intenciones… lo que en realidad, en tanto dogma y conflicto de identidad, no es posible sostener<br />
seriamente.<br />
24 Couceiro, Ciencia y Comunidad...2005. Normalmente, no todo “marginador” lo es. En este caso<br />
concreto del sexismo, no todo hombre margina a la mujer, pero se entiende que la marginada es<br />
ella siempre, por definición; en tanto sexo marginador, todo hombre queda vetado de espacios que<br />
son supuestamente femeninos. Esto es: la marginación a la mujer es impuesta también a los<br />
hombres, en uno u otro sentido. Todo “grupo marginador” pretende homogeneizarse cual tal y<br />
absolutiza reglas dictatoriales que limitan a <strong>sus</strong> propios miembros, muchos de los cuales no