Los pingueros y sus clientes - Cuba Arqueológica
Los pingueros y sus clientes - Cuba Arqueológica
Los pingueros y sus clientes - Cuba Arqueológica
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Documento descargado de <strong>Cuba</strong> <strong>Arqueológica</strong> www.cubaarqueologica.org<br />
visitante a La Habana, similar al papel que el Capitolio desempeña<br />
en Centro Habana: el “guajiro” (más que el campesino) que aquí<br />
pretende mostrar <strong>sus</strong> mejores prendas, al punto del desentono,<br />
incluidos entre ellos aunque no exclusivamente, quienes ahora llegan<br />
como <strong>pingueros</strong>, lo que apunta al carácter sistémico de este análisis;<br />
el “cheo” más “cheo”, el pepillo más pepillo, el intelectual más<br />
intelectualoide, el artista más excéntrico, y el homosexual más<br />
“ostentoso”, condición que para ser manejada en el imaginario<br />
popular, ha bastado (simplista y peligrosamente) su nivel de<br />
amaneramiento.<br />
En todos los casos y en particular, en la homosexualidad, tal<br />
arraigo en el imaginario popular ha propiciado graves equívocos. Las<br />
necesidades homosexuales requieren de su propio espacio urbano de<br />
comunicación, que se agencian por sí mismos al carecer de<br />
instituciones y comunidades que disminuirían los equívocos, aun<br />
cuando puedan incubar nuevas formas de marginación.<br />
Así por ejemplo, las históricas (e histéricas) 13 oleadas homofóbicas<br />
casi por definición han dirigido <strong>sus</strong> dudosos “campos de batalla”<br />
contra el visitante a Coppelia, donde también arremetieron en su<br />
momento contra los “peludos” y los “pantalones apretados” a<br />
confundirlos como homosexuales, así como contra las minifaldas<br />
sobre todo en las escuelas y la calle, como antes se veía mal a mujer<br />
en pantalones (al equívoco por “marimacha”) y más reciente, el<br />
hombre en short (acusado de homosexual), lo que evidencia la<br />
supuesta paradoja del perenne prejuicio y rechazo reaccionario (más<br />
que tradicionalista y conservador) contra lo nuevo, en esta<br />
comunidad donde la modernidad ha sido constante identidad<br />
tradicional, y por tanto ha sido espacio de continuas luchas al<br />
13 En otra aparente paradoja, la homofobia se burla del homosexual y para ridiculizarlo, le atribuye<br />
(entre otras acusaciones dogmatizadas) histeria; sin embargo, el histerismo de los homofóbicos<br />
resulta proverbial y altamente sospechoso de su propia psiquis sexual, como se demuestra en las<br />
redadas citadas.