CIENCIA - Consejo Superior de Investigaciones Científicas

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la obla que comentamos se dcsai rolla en seis parles.
I.a primera eslá dedicada a los antccedenles y liosquc
¡o evolutivo general y a las relaciones cienlificas con
Alejandro «le Humhoidt (pie adopto como "'cuartel general"
de sus exploraciones y trabajos el Real Semina
rio de Minería. la parle segunda leíala con |MirmcTiores
el desarrollo de las enseñan/as de Maternalicas. Física y
Química. la Parle tercera dedícase a la Mineralogía, la
t.cognosia y la ficología. I,a parte cuarta estudia los aspectos
prácticos de la minería: los problemas de las
minas, los de la metalurgia y los obstáculos que impidieron
la reforma minera. la parte quinta se refiere a
la conmoción político-social y a la decadencia de la institución.
En la parte sexta y última da un resumen «lelas
cuestiones tratadas y algunas conclusiones cncami.
nadas a establecer los aspecto* ixisilivos (pie derivaron
de las actividades del Real Seminario de Minería.
hl Colegio de Minería ¡ue uno de los primeros establecimientos
científicos (/ue llegaron a existir en el
Continente Americano.
Son de muy grande interés las relaciones existentes
entre el Colegio de Minería, sus enseñan/as v sus investigaciones
y los Centros de Enseñanza Superior actuales,
que el profesor Izquierdo encuadra en un esquema sinóptico
muy claro y sugestivo. Y para decirlo mejor
transcribiré las afirmaciones del propio autor al terminar
su trabajo.
"Él Colegio de Minería de México fue el prístino
manantial de corrientes científicas para los hijos de la
antigua Universidad que bebieron en ella las nuevas linfas
del saber de que aquella carecía.
Al quedar extinguida, en 1833, la vetusta Institución,
dichas corrientes hicieron posible que, desde luego, tuviera
vida efectiva la Universidad Innominada (1833-
1910), creada para reemplazarla.
Desde la creación de la nueva Universidad, en 1910.
perduran en ella las antiguas corrientes que al ir creciendo
y dando lugar a nuevas ramas, mantienen la vida
y fomentan el proceso evolutivo de escuelas e instituciones
de la anual Universidad Nacional Autónoma de México,
que por ellas seguirá viviendo y floreciendo con
mayor esplendor".
Los tiempos actuales han sido, por fortuna, más propicios
para la vida universitaria, que fueron los (pie le
(ocó vivir a Montaña. Con todas sus imperfecciones las
actividades científicas y culturales en los centros de enseñan/a
superior permiten ser más optimistas para un
futuro inmediato. Más optimismo y mayor generosidad
se respira en ellos (pie las (pie nos traen los recuerdos
del pasado, cuando los encarnizados adversarios de las
nuevas ideas consideraban la intransigencia y el cerrilismo
virtudes (pie ofrecer al Señor. En efecto, han cambiado
los tiempos. ;Mas, no será muy pronto para bajar
la guardia?—J. PUCHE.
OLASCOAGA, J, O., Dietética, lomo II. Alimentación
de enfermos, 512 pp.. 72 tablas. México. D. F.. 1959.
No abundan en nuestro idioma las obras de esla índole
y ello otorga a la obra del Dr. Olascoaga interés
y actualidad muy estimables. Son muchos los factores
que pueden influir sobre la idoneidad de cualquier prescripción
dietética. La energía fisiológica liberada pollos
alimentos, su valor energético fisiológico, puede diferir
entre limita bastante amplios. En las condiciones
más favorables solemos inclinarnos hacia la prescripción
un
de dietas óptimas ya que las dietas llamadas "marginales",
cpic- suelen ser las lívidas con mayor frecuencia,
conducen a la larga a estados variables de deficiencia
nutritiva. Sorprende el aplomo con que algunos médicos
y el público en general manejan las prescripciones
dietéticas, en contraste con el temeroso manejo de inofensivos
fármacos a los (pie atribtivcn propiedades de
las que carecen.
Pero el manejo de las dietas alimenticias requiere
conocimientos especiales cuya ignorancia puede determinar
estragos irreparables, no sólo en los enfermos,
sino también en los sujetos sanos que pueden dejar descrío
por la observancia de dietas inadecuadas que logren
violentar hasta el dcsqiibraímenlo las bomeoslasis
metabólicas del organismo. A |K-sar de las experiencias
ancestrales, y de su adaptabilidad extraordinaria, el hombre
iirbanicola. no sabe elegir adecuadamente sus alimentos.
Apetencia y necesidad no siempre se corresponden,
y es curioso comprobar existe mayor adecuación
alimenticia en muchas especies animales que en el hombre
de las ciudades.
Aunque existen muchas clínicas y hospitales carentes
de servicios dietéticos adecuados, las unidades hospitalarias
bien organizadas oíoigan grande Importancia
a estos servicios. En el Instituto National de (ardiólogía.
donde el Dr. Olascoaga dirige el departamento de
Nutrición, afortunadamente disponen de unios los medios
y de personal adiestrado en esla técnica terapéutica,
indispensable para el tratamiento de los enfermos
cardiovasculares.
No conozco el antecedente de este segundo lomo en
el que el autor desarrolla los lemas de Nutrición normal
y tampoco dispongo a la mano de las labias de valores
nutritivos que completan el Tratado de Dietética
por lo (pie mi comentario deberá quedar limitado a esta
parcela de su trabajo.
Nos ofrece Olascoaga un valioso repertorio de datos
ordenados y de referencias autorizadas. Tal vez sus fuentes
de información hayan sido elegidas con una orientación
poco variada. Desde luego echo de menos la bibliografía,
clásica y reciente, de distintos países de Europa
en los que los estudios de nulriología y dietética
han sido objeto de particular atención. También, por
(pié no decirlo, noto la ausencia de la atención que merecen
las aportaciones de otros autores mexicanos (pie
acaso consten en la parte primen del Tratado o en el
folíelo dedicado a las tablas dietéticas.
Entiendo que las dietas alimenticias delien hallarse
orientadas a satisfacer los requerimientos en la forma
más grata y aproximada (pie sean posibles. Es cierto que
ello corre a cargo de oíros técnicos y especialistas (pie han
de poner en práctica y aderezar las prescripciones del
clínico o del nutriólogo, pero aun así, creo debe insistirses
en la individualización de las prescripciones.
Desde un punto de vista estrictamente pedagógico
quizá podríamos indicar nuestra preferencia por el adiestramiento
en el manejo de las labias y de las prescripciones
concretas, que por la elección de dictas más o
menos estereotipadas mucho más difíciles de adaptar a
los casos particulares.
En fin. estas y otras observaciones que pudiera añadir,
no disminuyen el mérito del amor que nos ofrece,
con encomiable competencia y probidad, los frutos de
su trabajo y de su bien acreditada experiencia.—J. PUCHE.