LA INDEPENDENCIA

XXVI
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Por más que los tratados dc Cordoba hayan sido estimados o-
mo tin golpe maestro de politics por parte de Iturbido y de O'I)n-
nojt, basta su simple lectura para convencerse de lo contrario.
En primer lugar, O'Donojü carecla de poder v representaciOn
para celebrar un tratado sernejanre. y si Iturbide, siguiendo su sisterna
de aprovecharse de cuanto condujese a su fin por extrambótico
& irregular que pudiera ser, obi-6 cuerdamente a primers vista
desentendiëndose de Is filta de poderes del contratante, O'I)onojü
firmó a sahiendas un arreglo y convenio que carecla en lo absoluto
de fuerza legal, y ponIa en evidencia sit falta de méritos y
cualidades que Ic hiciesen digno de Is Gobernaciôn a que ci rev Ic
habla elevado.
Sc ha dicho que O'Donojü tuvo presente en aquelia ocasión ci
proverhio que dice: de lo perdido sacar partido: pero no era el
proverbio aplicable en aquel caso. y harto lo deniostró el tiempo,
gran maestro de verdades.
Los Tratados de Córdoba solo fueron ütiles para Iturbide, porque
alucinando a las rnasas que no saben ni pueden pensar, facilitaron
su triunfo. abreviando su consecución, que por otra pane
estaba asegurada.
Sagunto, Numancia, Gerona. y pars, no ir a buscar en otra parte
lo que en nuestra casa tenemos, el heróico Cuauhtemotzin, lbS
dicen lo que una nacionalidad, un pueblo, un jefe, deben haer
antes de sucumbir a Is fuerza y a Is superioridad del enemigo.
A quienes pregunten qué es In que O'DonojU pudiera haher hecho
en Is situación en que vino a encontrar ci pals, pudiera dárse-
Jes por respuesta Is famosa del anciano Horacio en Is ctiebre tragedia
del gran autor frances:
;Que se huhiese hecho matar'b
El amor a Is patria, ci cumplirniento de un deber estan por cima
de cualquiera consideración sin exceptuar ninguna.
Pero O'Donojü, lejos de comprenderlo asI, lejos de pretender
hacerse digno de su háhii adversario. se rebajó ante ëste y ante stIS