LA INDEPENDENCIA
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Episodios Históricos Mexicanos<br />
Pasaron ya aquellos tie mpos en que ci fanatismo era cosa ordi-<br />
naria, comUn v corriente, y quizás la juventud actual no pueda ni<br />
aun imaginarse lo que el tal fanatismo fuë, y en tal tirtud, podrá<br />
parecerle exagerado lo que de Clarita. Marianito y ci Padre Ber-<br />
nardo cuento.<br />
La verdad es, que hasta yo mismo me admiro de cómo 8quello<br />
pudo pasar y desaparecer cuando tan arraigado parecla, s no solo<br />
lo parecla, sino que Jo estaba.<br />
Aigo, sin embargo, ha visto de ello la actual generación.<br />
Pero sobre todo, y digo esto para quienes nada hayan visto, la<br />
Historia asegura que ci fariatismo lo misino engendra la impasibi-<br />
lidad con que se abrieron ci cielo los märtires de los tienipos de<br />
Nerón y Diocleciano, que la impasibilidad con que abrieron ci in-<br />
fierno a media humanidad los inquisidores de Torquernada y<br />
Felipe II.<br />
Del inmoderado amor al cielo, se deriva el inmoderado despre-<br />
cio a la tierra, y ci egoista no conoce ni entiende de sernejantes.<br />
Las teorlas liberales sueñan con la fraternidad universal, las teo-<br />
rias absolutistas rompen los más firmes vInculos. aun los natu-<br />
rales.<br />
Padres vjvos, de hijos tamhin vivos conozco, que niegan a<br />
aquellos a quienes dieron vida ci amor natural, porque los suponen<br />
implos ó tibios en su religiOn, y no solo creen obrar bien<br />
haciéndolo asi, sino que logran la aprobación de individuos no<br />
menos hipOcritamente perversos que el Padre Bernardo. Ante el<br />
mandato de uno de estos entes, no hay hermanos para hermanos,<br />
iii hijos para padres, y lo que parece casi imposible, ni aun madres<br />
para los hijos nacidos de sus entrañas.<br />
La mãs inmensamente grande personificación del fanatismo re-<br />
ligioso fué el catOlico rey de las Españas don Felipe II, que dió<br />
muerte a su hijo ci principe D. Carlos: tan creIdo de obrar bien al<br />
hacerlo asI, que suyas son aqueilas famosas palabras que en sí y in-<br />
culan la mayor blasfemia pronunciada contra ci más santo de los<br />
amores humanos: 'y aun si mi hijo fuera hereje, yo misino traeria<br />
la leñapara quemarle.a<br />
Y es que asi como Dios no siempre está donde quieren que esté<br />
los sacerdotes indignos de su culto, el error sueie estar con aquelbs<br />
que n)ás le condenan s' persiguen en los demas.