Diálogo entre Cilenia y Selanio sobre la vida - H-Net
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220 JOSÉ LUIS MADRIGAL Cervantes<br />
b<strong>la</strong>nte, todo escritor se repite. Repite lo que oye o lee y se repite a<br />
sí mismo. Se repite una y otra vez, consciente e inconscientemente.<br />
El hab<strong>la</strong> de cualquiera es una especie de tiovivo en el cual tarde<br />
o temprano aparece el mismo caballito, <strong>la</strong> misma carroza y el<br />
mismo coche de bomberos. Estas repeticiones no son caprichosas,<br />
c<strong>la</strong>ro es. Aparecen en contextos semejantes o en situaciones vistas<br />
con anterioridad, en momentos este<strong>la</strong>res y en momentos donde<br />
el hab<strong>la</strong>nte apenas presta atención a lo que dice, o lo que dice lo<br />
dice al buen tuntún, por pura rutina, por rellenar el silencio o <strong>la</strong><br />
página en b<strong>la</strong>nco. Muchas de estas repeticiones serán frases mostrencas,<br />
clichés, calderil<strong>la</strong> verbal, pero otras, especialmente en el<br />
buen escritor, representarán hal<strong>la</strong>zgos únicos, repeticiones irrepetibles:<br />
el sello que lo define, su firma, su identidad.<br />
El cúmulo de repeticiones, pues, confirma un idiolecto. Y da<br />
igual <strong>la</strong> cronología. Si tenemos a mano el corpus de un mismo<br />
escritor, comprobaremos que <strong>la</strong>s frases y <strong>la</strong>s expresiones se repiten<br />
indistintamente tanto en <strong>la</strong>s obras de juventud como en <strong>la</strong>s<br />
obras de su última época. Podrá cambiar el estilo, el vocabu<strong>la</strong>rio o<br />
<strong>la</strong> extensión de <strong>la</strong>s oraciones, pero lo que nunca cambia es <strong>la</strong> forma<br />
tan parecida que el escritor tiene de expresar un mismo concepto<br />
en una determinada situación. Todo escritor está condenado<br />
a repetirse; todo idiolecto es—repito—repetición. Y este principio<br />
universal debe complementarse con este otro: algunas de<br />
esas repeticiones serán exclusivas o poco menos. Unos cuantos<br />
ejemplos de obras bien conocidas ilustrarán mucho mejor todo lo<br />
dicho hasta ahora.<br />
Cc<br />
Nada más iniciarse La <strong>vida</strong> es sueño leemos:<br />
ra, así como resulta impresionante el despliegue de erudición y rigor filológico<br />
empleado para defender <strong>la</strong> atribución de John Ford para el Funerall Elegye, en<br />
contra de Foster, que lo atribuye a Shakespeare. Según Vickers, sólo los paralelismos<br />
verbales dentro de un contexto semejante pueden tener valor discriminatorio<br />
en una atribución, pues el significado de una pa<strong>la</strong>bra (vía Wittgenstein) “depends<br />
on the grammatical, syntactical, and rhetorical context in which it occurs,<br />
all of which allow us to establish the user’s intended communicative act” (33).