Documento del Informe 2005-2007 - Facultad de Estudios ...

ecosistemas (vías duras), y en el peor, de formas inoperantes e ineficientes (vías
sucias);
− La incapacidad de establecer modelos éticos coherentes para la sustentabilidad
social, que por ello también se ha convertido en un campo de interminable debate.
− La degradación de las relaciones de cooperación en el manejo de los ecosistemas, lo
que da lugar a la llamada “tragedia de los comunes”.
Las contradicciones discutidas arriba son generales, es decir, afectan todo el modo de
producción y vida capitalista. Son sin duda determinantes en que haya sido
prácticamente imposible, hasta ahora, darle una solución satisfactoria y legítima a la
primera pregunta política (PPP). Durante el siglo XIX y la primera parte del XX
muchos creyeron que conllevarían necesariamente el colapso del modo hegemónico de
vida y producción. Sin embargo, ahora queda claro que en éste persisten muchas
tendencias dilatorias, entre otras, el desarrollo del monopolio, la racionalización
gubernamental, la dictadura, la innovación tecnológica, el sobre-consumo, la expansión
de los mercados mundiales y las relaciones de dependencia económica. En la pos-guerra
y hasta la década de los 70s se creyó firmemente que la sociedad capitalista por fin
había aprendido a regular sus principales problemas, por lo que todavía existía en el
mismo un amplio margen para el desarrollo de nuevas fuerzas productivas que le
sirvieran de sostén. Sin embargo, a partir de los 70s se hizo vigente que el alto impacto
del proceso productivo sobre los ecosistemas (que ahora lo sabemos, ha resultado en el
calentamiento global) podían poner en duda la posibilidad de sobrevivencia de nuestros
modos de vida ante el fracaso para resolver de manera significativa la VEPP.
2.1.2 La solución institucional y sus límites
En la actualidad, las sociedades democráticas modernas evalúan las instituciones en
función de su capacidad para dar solución legítima a estas contradicciones --y por lo
tanto a la VEPP-- a través de la coordinación y facilitación de la cooperación humana
efectiva, eficiente y equitativa. Desde esta perspectiva, la solución debe descansar en el
equilibrio entre los cuatro grandes sistemas de prácticas y reglas: la economía de
mercado, el Estado y la sociedad civil o esfera pública. Dichas instituciones emanan de
una concepción particular del orden moral y político que debe existir (Taylor, 2004) y
desde la que han surgido los principales intentos de reforma para resolver la VEPP. El
más significativo de los últimos 25 años es el “Desarrollo Sustentable”.
En términos pragmáticos, el Desarrollo Sustentable significa la reforma de los
principios rectores de la planeación del desarrollo para incorporar en ellos un principio
de equilibrio entre los ámbitos ambiental, social y económico, y un conjunto de valores:
sustentabilidad, eficiencia, equidad, participación, etc. Para ello, se han tenido que
estimular importantes cambios en la base cognitiva de la planeación y ejecución de la
política pública, incluyendo el reconocimiento de la interdependencia de los procesos
sociales, económicos y ambientales en todas las esferas de la vida pública, y la
adopción de enfoques interdisciplinarios para el conocimiento y manejo de los socioecosistemas.
Sin embargo, esta reforma institucional propuesta está muy lejos de
consolidarse, pues sigue forcejeando con las contradicciones expuestas, no sólo
económicas sino éticas e institucionales expuestas arriba.
Para muchos autores, la principal razón es que las instituciones fundamentales fracasan
en cumplir con sus funciones. Sus imperfecciones se extienden a todas las esferas de la
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