09.04.2014 Views

VE-01 ABRIL 2014

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

A cup of café con leche, my darling?<br />

Y se despachó a gusto. Así, después de haberlo ensayado alguna docena<br />

de veces, la mujer del ex primer mandatario Español sintió que había<br />

representado de la mejor manera posible a su país, a su ciudad y a sus<br />

votantes (bueno, a los votantes de su sucesor, que es casi lo mismo...). El<br />

caso es que ella estaba con su mejor peinado, con su mejor cara y con el<br />

noventa y uno por ciento de apoyo popular. Y el más popular de los<br />

apoyos, el de los lobbies del mundo, le dio la espalda.<br />

Ana estaba que no cabía en sí misma antes de la decisión fatal. «Los<br />

turcos no tienen ni idea, los nipones van a tener que esperar como nos<br />

tocó a nosotros», pensaba encantada. Exultante y para nada nerviosa<br />

compartía impresiones con Alberto, con Felipe, con Pau. El momento<br />

culmen de su carrera profesional, que no política, había llegado y nada<br />

podía arruinarlo. Todo parecía estar bajo control, un control que solo su<br />

marido con la sencillez y tranquilidad de sus palabras había podido<br />

enseñarle y que ella había aprendido a entender desde lo profundo de<br />

su corazón. «¡Nada puede con los grandes de España, vamos a<br />

triunfar!». El momento de la primera votación, del primer eliminado, ese<br />

que tenía que pasar desapercibido para transformarse en emoción una<br />

hora después, ese estúpido paso transmutó la cara de Ana.<br />

Oyó mil voces después del fatídico «eliminated». Voces de su interior,<br />

voces de sus recuerdos, la voz de su marido, de su presidente, de sus<br />

compatriotas heridos, de su seguidores, la voz de apoyo de muchos;<br />

voces que se confundían con las de ese falso nueve por ciento, ese<br />

nueve por ciento infinito que ahora mismo le reprochaba por qué no<br />

había gastado todo ese dinero en algo más que en su propio ego.<br />

Respiró hondo y, fuerte como una roca, evitó que asomara una lágrima.<br />

Nadie más que ella podía reprocharse algo. Había puesto todo de sí,<br />

había practicado una y mil veces ese discurso, de día y de noche, había<br />

47

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!