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concepto “género” para nombrar al hecho psicológico por el cual una persona se sentía<br />

y comportaba como un hombre o una mujer, siendo una mujer y un hombre,<br />

respectivamente. La distinción sexo/género se instaura así en el discurso médico para<br />

comprender la no concordancia de los/as pacientes entre su “sexo”, físico, asignado al<br />

nacer, y su “género”, en tanto rol social, deseado. Por su parte, Harry Benjamin<br />

diferenció el “travestismo”, donde los órganos sexuales constituían una fuente de placer,<br />

del “transexualismo”, donde los genitales se convertían en fuente de disgusto. De esta<br />

manera, se estableció que la transexualidad era un problema de identidad (de género),<br />

mientras que el “travestismo” fue entendido como una perversión sexual. Es destacable<br />

la enorme influencia que el modelo médico tuvo no sólo para definir y tratar a la<br />

transexualidad, sino también para patologizar a los “travestidos”. Incluso en la<br />

actualidad se sigue manteniendo en el manual internacional de diagnóstico de las<br />

enfermedades mentales (DSM) 1 la consideración del “transexualismo” como un<br />

trastorno de la identidad sexual y del “travestismo” como integrante de las parafilias – o<br />

sea, de las desviaciones sexuales - bajo el nombre de “fetichismo transvestista”.<br />

Como se analizará en esta investigación, las travestis están fuera de cualquier<br />

tipo de clasificación médica. No son simplemente “travestidas” porque no sólo se<br />

transvisten, sino que llevan a cabo modificaciones corporales permanentes para ser<br />

como mujeres las 24 horas del día. Tampoco, siguiendo las definiciones psiquiátricas<br />

son “transexuales”, pues las travestis no creen que nacieron con el “sexo” equivocado ni<br />

pretenden transformar su genitalidad para adaptar totalmente sus cuerpos al género<br />

anhelado. Por el contrario, las travestis han “escapado” a cualquier tipo de<br />

institucionalización médica porque, en realidad, se desconoce aún quienes son o se las<br />

incluye erróneamente bajo categorías (“travestidas” o “transexuales”) que no llegan a<br />

reflejar su particularidad identitaria.<br />

Precisamente, para evitar estas confusiones conceptuales, incorporo el término<br />

emic ‘travesti’ para revelar que las identidades travestis siguen otro recorrido<br />

independiente al de la perspectiva médica que hizo del acto de transvestirse (usar ropas<br />

del sexo opuesto) una perversión sexual. Si bien en el origen del concepto travesti no se<br />

1 Me refiero a la revisión de la cuarta edición del Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos<br />

Mentales (DSM-IV-TR) de la American Psychiatric Association (año 2000). Este manual es una<br />

clasificación de los trastornos mentales creado para uso clínico y de investigación. Dentro del ámbito de<br />

la psiquiatría su alcance es universal. Actualmente la quinta versión del DSM está siendo elaborada y se<br />

prevé su publicación para mayo de 2013. Asimismo, tanto el “transexualismo” como el “transvestismo”<br />

están catalogados dentro del grupo de los “Trastornos de la identidad sexual” en la décima edición de la<br />

Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud.<br />

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