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Phenomenon. Benjamin es el primero en presentar información clínica sobre un número<br />

importante de pacientes, en lugar de casos individuales como se acostumbraba. Es<br />

significativo tener en cuenta la relación que se plantea entre el sexo y el género. En el<br />

sexo está implicada la sexualidad, la libido y la actividad sexual; el género es la parte no<br />

sexual del sexo, es decir, según sus propias palabras, el género está localizado “arriba<br />

del cinturón” mientras que el sexo está por debajo. Si bien Benjamin creía que el<br />

transexual tenía un problema de género (“arriba del cinturón”) apoyó firmemente el<br />

tratamiento quirúrgico del transexual (tratamiento por “debajo del cinturón”).<br />

Por su parte, el psicoanalista Robert Stoller, influido por el trabajo de Money,<br />

introdujo el término “identidad de género” para referirse al conocimiento de una<br />

persona de su pertenencia a un sexo y no al otro. Claramente, diferenció el sexo,<br />

biológico, del género, social y aprendido. El género fue presentado como un<br />

sentimiento íntimo que definía la identidad de una persona. El mismo se expresaba a<br />

través de determinada cantidad de masculinidad o feminidad y era desarrollado desde la<br />

infancia. Según Stoller, la “identidad de género nuclear”, es decir, el propio<br />

reconocimiento “soy un hombre” o “soy una mujer”, era producida por tres<br />

componentes: a) por la anatomía de los genitales externos, en tanto signo para<br />

identificar que una persona era de un sexo y no del otro; b) por las relaciones del/de la<br />

niño/a con sus padres (específicamente, con la madre) y el entorno social, es decir, por<br />

las expectativas sociales puestas en las identificaciones de género; y, en muchos casos,<br />

c) por una fuerza biológica –oculta a la conciencia- que determinaría una dirección de la<br />

identidad de género en sentido opuesto a la asignada en función de sus genitales<br />

(Stoller, 1968). Le interesó trazar una frontera entre el deseo vinculado al campo de lo<br />

sexual y el deseo que concierne al género. Es en este último campo donde inscribió la<br />

problemática de la identidad pues allí se encontraba al/a la “verdadero/a” transexual.<br />

Stoller marcó el desarrollo del concepto de “transexualismo” desde finales de los años<br />

sesenta hasta nuestros días. Se centró, por lo tanto, en considerar el “transexualismo”<br />

“travestismo” forma parte de la subcategoría “Parafilias”, llamado por el manual “Fetichismo<br />

transvestista”, mientras que el “transexualismo” es denominado con la subcategoría a la que pertenece<br />

“Trastornos de la identidad sexual”. Como ya adelanté, me interesa destacar particularmente cómo las<br />

travestilidades que se analizan en esta investigación no se encuentran reflejadas plenamente en ninguna<br />

de estas clasificaciones psiquiátricas. Sí están incluidos/as quienes se transvisten (estudiados dentro del<br />

ámbito de las parafilias: trastornos en el desarrollo psico-sexual, es decir, se mantienen estos casos en el<br />

plano de las fantasías sexuales). La transexualidad, por otra parte, es entendida como un “trastorno en la<br />

identidad de género”. Por lo tanto, si se siguen estrictamente estas clasificaciones médicas, las travestis no<br />

son “fetichistas transvestidas” (sus transformaciones corporales prueban que van más allá de las fantasías<br />

sexuales por transvestirse) ni padecen “trastornos de la identidad sexual” (no creen que nacieron con el<br />

sexo equivocado ni pretenden –en general- modificarlo).<br />

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