Informe - Save the Children

En cuanto a la coordinación de actuaciones, se valora muy positivamente las coordinaciones
locales en el marco del Punto Municipal del Observatorio, en donde se realiza un itinerario de
la víctima de violencia para que no se pierda entre tantas derivaciones. Para la mujer, hay una
imagen de equipo. La coordinación facilita:
− que los y las profesionales se conozcan
− tener clara la intervención y las competencias de cada servicio.
Cuando la familia se encuentra en un Centro Residencial, se relatan dificultades con Servicios
que demandan mucha información pero facilitan poco apoyo (ej.: no existen ayudas
municipales si la mujer no está empadronada en el Municipio aunque resida en un Centro).
Existen dificultades de coordinaciones entre algunos servicios concretos (sobre todo en
aquellos en los que no existen profesionales especializados en la atención de violencia de
género), aunque hay un consenso general en cuanto a la coordinación con el ámbito judicial.
Destacamos el ámbito educativo y sanitario, con el que la mayoría de los servicios expresan
una alta satisfacción en cuanto al nivel y calidad de coordinaciones establecidas.
Respecto a los y las profesionales, en la totalidad de los recursos entrevistados, la atención de
las familias (mujeres, niños...) entra dentro de una atención profesional, por lo que el
voluntariado queda para profesionales que trabajan de forma voluntaria por falta recursos
económicos en la Asociación o para tareas auxiliares (mantenimiento de edificios, etc.).
En lo referido a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, aunque el protocolo de actuación es
generalizado por mandato legal, hay una gran diferencia en aquellas dependencias en donde
existe Servicios Especializados de atención a la mujer y niños y niñas (SAM, EMUME, SAVD)
de los que no lo existen.
Los profesionales de estos Servicios Especializados tienen un alto grado de motivación y
sensibilización, marcado por la voluntariedad de pertenecer a estos equipos, además de
formación específica en violencia de género en su propio ámbito y con otras disciplinas
(Derecho, Psicología, etc), en algunos de los casos (ej.: SAM)
Existen diferencias en la atención en recursos de la Administración y/o programas
concertados en lo que se refiere a financiación, condiciones laborales de los y las
trabajadores/as, y por tanto, movilidad de éstos: hay buenos profesionales en ambos, pero las
condiciones laborales conllevan a una constante movilidad de trabajadores resintiéndose así
los Equipos de trabajo y –por tanto- la atención.
Cuando los Servicios dependen de las subvenciones (como es el caso de los Puntos
Municipales de Violencia de género o Programas de Atención a Mujeres y/o niños y niñas) se
generan expectativas en las personas y en los y las profesionales que pueden luego verse
comprometidos por la continuidad del proyecto. Los servicios públicos, con sus carencias,
garantizan la continuidad en la atención; se atiende, se evalúa y se hacen propuestas de
mejora.
Esto lo puede hacer un servicio público y no un servicio en donde no se pueden garantizar
unos mínimos de personal, medios ni tiempo.
Desde el trabajo de coordinación con otras instituciones hay una exigencia que se va
retroalimentando y que permite crecer. Para ello, hace falta que los servicios y los equipos
tengan continuidad.
Por otra parte, hay diferencias tienen más que ver con los y las profesionales que trabajen en
cada recurso.
Aunque sí hay una denuncia de la escasa dedicación de los servicios públicos de atención
directa a los menores, ocupados en reuniones entre profesionales, poca flexibilidad en los
horarios no facilitando la intervención con los horarios laborales de las víctimas.
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