AGRADECIMIENTOS - Small Arms Survey

en un 14% hacia los sectores censales vecinos".
Estas aglomeraciones de fenómenos homicidas,
en efecto, como se verá más adelante, son una
característica clave para comprender la violencia
en Bogotá.
En cuanto a las características de las zonas donde
se cometen los homicidios, la observación de
Formisano es que la "presencia de bandas que
atentan contra la vida, presencia de zonas de
expendio y consumo de drogas, zonas con bajos
niveles de iluminación, coinciden con las zonas
de mayor nivel de homicidios (…). Sin embargo,
el mismo autor afirma que estos resultados no
han sido probados empíricamente.
Llorente et al (2002), buscan establecer la existencia
de estructuras criminales en la capital, la
persistencia de los homicidios y su composición
geográfica. Al igual que en el caso de Formisano
(2002), encuentran que "los homicidios en Bogotá
están concentrados en unos pocos focos
críticos con presencia de difusión contagiosa. Los
autores, a diferencia del anterior, asocian estos
focos críticos con la presencia de estructuras
criminales. Adicionalmente, los autores sostienen
que "los pocos lugares muy violentos de la ciudad
lo son en todos los sentidos". En términos
de política pública los autores sugieren que el
control de las estructuras criminales sería una
buena manera de prevenir las diversas formas
de violencia. Por último, "La tesis sobre las "causas
objetivas" de la violencia, que asocia el fenómeno
violento a las condiciones sociales, no
recibe, según estos autores, un respaldo significativo
de los datos disponibles para Bogotá.
Beltrán et al (2003) estudian el fenómeno violento
desde la perspectiva del principal vector,
las armas utilizadas en la violencia homicida en
Bogotá. Sobre la base de una muestra de 668
protocolos de necropsia para la ciudad de Bogotá
en los años 1997-98, se analiza la información
disponible acerca del tipo de arma, la
forma de uso y el efecto sobre la víctima. Según
los autores "la forma en que el homicida se
relaciona con el cuerpo de la víctima brinda información
sobre la naturaleza instrumental o ritual
del delito". Sobre esta base, los autores
sostienen que existe "…un alto grado de
profesionalización homicida en Bogotá." Igualmente
afirman que existe una intencionalidad
manifiesta en el tipo de lesiones letales observadas.
También sostienen que hay un alto grado
de efectividad, experticia y profesionalismo
lo cual sin embargo no se demuestra
estadísticamente. 1 Sobre la base de estos elementos
se pone en cuestión la efectividad de
políticas como la de la policía comunitaria. A juicio
de los autores, éstas políticas no son efectivas
para afrontar un fenómeno criminal de características
profesionales. Para los autores, el
criminal profesional tiene ciertas cualidades que
lo hacen diferente del criminal amateur, entre
las cuales está el "deseo de hacerlo, el conocimiento
de las tecnologías y métodos para cometer
el acto y el control emotivo".
Un segundo estudio describe las armas de fuego
homicidas en Bogotá para el año de 2002
sobre la base de una muestra de 263 homicidios
(Beltrán, 2004). Se concluye que la mayor
parte de las armas utilizadas son revólveres
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En efecto, se trata de protocolos de necropsia, lo que, per se, sesga la muestra y sus resultados en este caso.
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