por tad a - Reporte Indigo

Economía
En Europa,
los impuestos
representan
alrededor del
70 por ciento
del precio
final de la
gasolina.
que a pesar de ser uno de los principales
exportadores de crudo, grava
considerablemente la gasolina. El
impuesto (1.42 dólares por litro para
el combustible de 95 octanos) representó
63 por ciento del precio del
combustible en 2007. Y en el presente
año, el gobierno elevó aún más esa
carga fiscal.
Los impuestos altos a la gasolina
en los países europeos tienen varios
objetivos, entre los que destacan disminuir
la contaminación, ahorrar
energía, reducir el tráfico de vehículos
y, en el caso de los importadores
netos de crudo, disminuir su dependencia
del petróleo por razones políticas.
En los países ricos en petróleo,
como Noruega, esos impuestos elevados
tienen, además, un objetivo de
justicia intergeneracional, ya que el
crudo es patrimonio de los habitantes
actuales y futuros del país, por lo
que los precios bajos contribuirían a
que las generaciones actuales agotaran rápidamente ese
recurso.
Esa política de impuestos altos explica, entre otras
cosas, que el desarrollo de la industria automotriz europea,
así como la japonesa, se concentrara en diseñar autos
más pequeños y ahorradores de combustible, en relación
con su contraparte estadounidense, que en parte por ello
hoy atraviesa la peor crisis de su historia.
En México, en cambio, el gobierno no nos informa,
como se hace en la mayoría de los países desarrollados,
sobre la composición del precio de la gasolina.
No hay datos claros y transparentes de cuánto de lo
que pagamos en las gasolineras corresponde al costo de
producción y utilidad de Pemex, y cuánto a los impuestos,
derechos y otros cargos que determina el gobierno federal.
Tampoco hay una preocupación honesta por las generaciones
futuras, lo que se refleja no sólo en impuestos
bajos, sino también en el hecho de que el gobierno y los
legisladores se gastan prácticamente todos los ingresos
generados por la exportación de petróleo.
El precio de la gasolina en México no sólo no es transparente
ni refleja objetivos claros, sino que nuestras autoridades
tienen un mal tino para el manejo del mismo. Por
lo general, lo mueven a destiempo.