Revista Derecho en Sociedad, n.° 2 - Febrero 2012 - Ulacit
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DERECHO EN SOCIEDAD, N. º 2. <strong>Febrero</strong> de <strong>2012</strong><br />
<strong>Revista</strong> Electrónica de la Facultad de <strong>Derecho</strong>, ULACIT – Costa Rica<br />
órganos repres<strong>en</strong>tantes de la soberanía nacional) 22 .<br />
Los resid<strong>en</strong>tes extranjeros -indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te incluso de su carácter legal o ilegalhan<br />
ido adquiri<strong>en</strong>do derechos y privilegios que originalm<strong>en</strong>te habían sido reservados a<br />
los nacionales. Y, <strong>en</strong> cuanto portadores no ya sólo de obligaciones, sino también de<br />
derechos (los inher<strong>en</strong>tes a la persona por el hecho de serlo y también derechos socioeconómicos),<br />
negarles el nombre de ciudadanos más que “políticam<strong>en</strong>te incorrecto” es<br />
una falsedad manifiesta, a pesar de que continú<strong>en</strong> sin ser ciudadanos políticos pl<strong>en</strong>os.<br />
Pero, aunque esto puede significar separar <strong>en</strong> parte ciudadanía de nacionalidad, también<br />
podemos preguntarnos si la exclusión de los inmigrantes extranjeros de los más<br />
importantes derechos políticos no pone <strong>en</strong> peligro la realización efectiva de la<br />
democracia.<br />
Ahora, de lo que se trataría es de saber si, desde el Estado, se puede mant<strong>en</strong>er el<br />
concepto de ciudadanía apegado a una concreta manera de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der la id<strong>en</strong>tidad<br />
nacional o, al contrario, se debe prescindir definitivam<strong>en</strong>te de su adhesión a una<br />
concreta nación. Nos <strong>en</strong>contraríamos, por tanto, ante una opción insoslayable: a) o<br />
reconstruimos el modelo de ciudadanía nacional para buscar la mejor armonía d<strong>en</strong>tro de<br />
la comunidad común <strong>en</strong> unas sociedades cada vez más plurales; b) o rompemos con la<br />
estrecha relación <strong>en</strong>tre ciudadanía y nación y buscamos la inclusión de todos los que<br />
resid<strong>en</strong> <strong>en</strong> un territorio, indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de su id<strong>en</strong>tificación nacional<br />
(Kostakopoulou 2008: 75). La primera vía es la que ya ha sido consumada, tanto desde<br />
la doctrina como desde su plasmación estatal, con difer<strong>en</strong>tes resultados 23 ; la segunda,<br />
podemos decir que sigue inédita y para muchos sería irrealizable por la necesaria<br />
vinculación individual a una concreta id<strong>en</strong>tidad nacional y, además, tan utópica como el<br />
sueño de una ciudadanía cosmopolita.<br />
Aunque algo es claro: la nación no puede seguir si<strong>en</strong>do considerada la única fu<strong>en</strong>te<br />
de determinación de la id<strong>en</strong>tidad. Las id<strong>en</strong>tidades de las personas son múltiples y<br />
variables y si bi<strong>en</strong> es cierto que muchas personas pued<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tir la necesidad de vincular<br />
su id<strong>en</strong>tidad con una concreta construcción nacional, también cabe decir que la<br />
simplificación que supone la id<strong>en</strong>tificación de los individuos d<strong>en</strong>tro de la igualación<br />
ciudadanía/nacionalidad no puede soslayar la realidad de múltiples id<strong>en</strong>tidades<br />
combinadas <strong>en</strong>tre sí, d<strong>en</strong>tro y fuera, de las fronteras estatales. Y decir esto no significa<br />
propugnar un modelo que busque erradicar la id<strong>en</strong>tidad nacional, sino simplem<strong>en</strong>te<br />
22 Ver, a este respecto, el artículo 13 y su relación con el artículo 23 de la Constitución Española.<br />
23 Aquí, los difer<strong>en</strong>tes modelos multiculturales deberían resolver tres cuestiones empar<strong>en</strong>tadas: el<br />
reconocimi<strong>en</strong>to difer<strong>en</strong>cial (cultural); la redistribución (social); y la inclusión y, al tiempo, la acomodación<br />
a la sociedad (presupuestos nacionales de partida y su transformación bidireccional y dinámica) (Fleras<br />
2009).<br />
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