REVISTA DIALOGANDO - ISER Nº1 - 2013

REVISTA DEL INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS RELIGIOSOS - ISER
Shulján Aruj—, y una fundamentación para su propia axiomática, según la cual soy
libre porque soy responsable, y no lo contrario. De este modo, el fértil encuentro
entre su personal interpretación de las enseñanzas de Husserl y la “experiencia
fundadora” que para él supuso la pertenencia al pueblo judío, dio lugar a otro modo de
pensar la alteridad y al paroxismo de su hipérbole moral: la responsabilidad ante mi
prójimo ha de ser infinita, hasta llegar a mi sustitución por el otro, porque su rostro
-que habla y expresa un imperativo, “no matarás”- es sinónimo de infinito, ya no
simple fenómeno o mero objeto del pensamiento o la reflexión, sino un enigma con
quien me ata una relación ética que escapa a toda caracterización fenomenológica.
Recordemos que Lévinas descubre en la tradición judía “momentos estelares que
enriquecen y conforman la razón humana” 31 , verdades humanas trascendentes
presentes en el Tanaj y que nuestro autor interpreta y universaliza. Son éstas,
básicamente: 1) la obligación de sentirse mandado a estar a disposición frente a la
vulnerabilidad y el sufrimiento del prójimo [Autrui], que Lévinas entiende tan
exigente para todo ser humano como lo son para el ideal normativo judío de piedad
los mandamientos de amar a Dios y amar al prójimo como a uno mismo, 2) la
imposibilidad de dar cuenta filosóficamente de la causa que de tal modo nos obliga,
y, 3) el conocimiento indubitable de que el carácter personal del mandato divino que
recibo no se apoya en una epifanía 32 , sino en un mero rastro de quien me manda,
que se revela en el rostro desnudo del otro sin mediación alguna. 33 .
Pues bien, oponiendo la primera de estas verdades “universalizables” a la idea de
Heidegger según la cual la conciencia plena de la propia muerte convierte al hombre
en verdadero ser humano -el ser-para-la-muerte-, Lévinas señala que el judío
tópico, como escena, [como el sedes latino, el lugar fundante, habilitante]”. E. Kozicki,
Hamlet, el padre y la ley, Buenos Aires, Editorial Gorla, 2004, p. 77 (las cursivas adicionales
son nuestras)
31 R. Mate, “El fondo borroso de una página en blanco”, Prólogo a A. Sucasas, Levinas:
lectura de un palimpsesto, op. cit., p. 14.
32 Entendiendo aquí “epifanía” no como “revelación del rostro”, sino como “experiencia
directa y personal de la divinidad” –o, textualmente, “amistad espiritual”, como leemos en
Difícil libertad, ob. cit., p. 108. Esta interpretación llevaría a Lévinas, por su excesivo cuidado
de no convertir a Dios en una idea que forme parte de una totalidad definida por el
pensamiento, a rechazar el fenómeno místico, como analizamos en nuestro trabajo “Le refus
levinasien de la mystique. Raisons et observations”, art. cit.
33 Seguimos aquí de cerca la propuesta de análisis de Hilary Putnam, correspondiente a su
artículo “Levinas and Judaism”, en S. Critchley y R. Bernasconi (compiladores), Cambridge
Companion to Levinas, Cambridge University Press, 2002: 33-62.
18