gaceta de la comisión nacional de los derechos humanos

Gaceta de la CNDH
f) El derecho a servicios adecuados de transporte.
Qué difícil le resulta a una persona con discapacidad subirse y viajar en cualquier medio de transporte
público. De ahí que sea necesario incrementar y adaptar los medios de transporte adecuados de modo
que estos hermanos puedan experimentar nuestra solidaridad que ellos necesitan mucho.
g) El derecho al trabajo.
El trabajo no sólo es para producir utilidades materiales, sino también un sinnúmero de riquezas de otro
orden al ser humano. Incluso nuestro país saldría ampliamente beneficiado si se incorporaran a la sociedad
económicamente activa un gran número de estas personas con aptitudes para trabajar. Además,
ellas lograrían una serie de beneficios como aumento de la autoestima, socialización y autonomía
personal.
Cursos de capacitación en instituciones y empresas para sensibilizar y concienciar frente a la discapacidad;
involucrar a empresas, incluso a través de la exención de impuestos en función de la contratación
de personas con discapacidad, así como por modificaciones hechas a las instalaciones y
mobiliario de la empresa a fin de facilitar el trabajo de las personas con discapacidad.
Legislación que facilite el que encuentren un trabajo digno, de acuerdo con su edad, sexo y tipo
de discapacidad. Alentar la tecnología que permite a las personas con discapacidad incorporarse
a la sociedad productiva y realizar actividades que antes estaban fuera de su alcance.
h) El derecho a una vida plena e incluso al matrimonio.
A una integración en la alteridad. Quienes tienen capacidad para ello suelen llegar a ser excelentes
parejas y buenos padres de familia, ejerciendo en alto grado su capacidad de amar. Formar una familia
en estas condiciones es muy difícil, sin embargo, con la ayuda de familiares cercanos podrían
entender y vivir su dimensión sexual.
III. EL DERECHO A LA REALIZACIÓN
PERSONAL (AL ESFUERZO)
Después de haber enumerado y explicitado algunos de los derechos de las personas con discapacidad,
quisiera terminar este sencillo ensayo profundizando en lo que podríamos llamar el “derecho
al esfuerzo”. Lo hago a partir de una anécdota que escuché hace tiempo y que ahora cuento a “mi manera”,
porque ha pasado tantas veces por mi interior que se ha hecho “mía” y creo que a ella se le
ha pegado algo de mí.
Era un hombre amante de la naturaleza que paseaba por un bosque, encontró un capullo de mariposa
y no resistió la tentación de llevárselo a casa para poder ver el “nacimiento” de aquella gra­
60