gaceta de la comisión nacional de los derechos humanos

Ensayos
la mayor parte de su tiempo de vida, bloqueando los espacios de reflexión y conciencia que pueden
ser realmente útiles a la humanidad en su conjunto y a las PcD en lo particular. En lugar de generar
fuerzas negativas y destructivas necesitamos generar nuevas visiones de vivir con sabiduría y respeto
a lo que nos fue dado como elementos de subsistencia y desarrollo, de lo contrario estaremos
viviendo no sólo la destrucción que generan las hambrunas y las guerras, sino además las catástrofes
naturales como efecto de la depredación sin sentido y la ambición desmedida.
Todo ello pone en evidencia que hemos olvidado la importancia de constituir el poder sobre bases diferentes
fundadas no sólo en el respeto sino también en el desarrollo de los Derechos Humanos, pues no
basta con reconocerlos solamente como un ideal o aparentar en el discurso de que se están respetando,
sino que la puesta en práctica consciente nos puede llevar a modelos de desarrollo más humanos e integradores
que nos permitan entender y vivir en amplia perspectiva el multicitado principio existencial de
convergencia, lo cual lleva intrínseco que los seres humanos con y sin discapacidad tengamos el objetivo
común de desplegar en condiciones reales de igualdad y equidad nuestras potencialidades humanas.
Necesitamos romper las cadenas de la esclavitud mental a la que estamos sometidos y que no nos
permiten visualizar la realidad que objetivamente estamos viviendo y que tampoco permiten efectuar
cambios trascendentes como es el de desarrollar los Derechos Humanos de las PcD en la magnitud
que se requiere.
En este sentido, dicho principio de convergencia nos permite reflexionar y expresar que el hecho
de existir en las condiciones que fueren en ningún momento debe de ser motivo de degradación de
los valores existenciales de la persona en cuestión y mucho menos por su condición de discapacidad,
sino al contrario, se debe de valorar y tomar conciencia de que estas personas enfrentarán la
vida y la sociedad en determinadas desventajas físicas, sensoriales o intelectuales, lo que significa
que tendrán que asumir el reto existencial de desarrollar sus capacidades residuales para lograr
desplegar sus potencialidades humanas derrumbando barreras de todo tipo para salir adelante y
manifestarse ante el mundo como seres humanos dignos. Si como PcD contamos con la comprensión
humana, familiar, social, cultural y de Estado basados en el respeto y desarrollo de nuestros
Derechos Humanos seguramente tendremos las condiciones de igualdad de oportunidades que nos
permitirá enfrentar la vida con una mejor perspectiva de desarrollo humano.
Es una condición sine qua non de este nuevo milenio evolucionar de manera consciente dándonos
cuenta de que si no lo hacemos caeremos en conflictos históricos sin solución alguna; requerimos sembrar
una nueva cultura profundamente humana donde precisamente el lado humano del hombre sea
el preponderante en la dirección y perspectiva de este principio existencial de convergencia fundamental
de vida que necesita perfilar la humanidad. No hay que olvidar que en cada ser humano con
y sin discapacidad se sintetizan las diferentes facetas de la humanidad, pues también es raza, familia,
sociedad, nación y especie que a través de su desarrollo personal y consciente puede ser eje generador
de nuevos derroteros en la historia. En este nuevo milenio hay que vivir y escribir la historia del
desarrollo humano consciente y visionario con una mentalidad de amor a la vida y con la dignidad
abierta al mundo.
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