La Violencia - Salta

Leonardo Strejilevich
sociedad. La pobreza es costosa para la sociedad, entre otras
cosas, porque reduce las posibilidades educativas y laborales
de los afectados, es decir, la formación del capital social. Pero
cuando la pobreza se debe a falta de trabajo de personas con
educación y entrenamiento laboral, se pierden recursos ya financiados
y formados. Y, si los hijos de los nuevos pobres no
tienen las mismas oportunidades educativas que sus padres,
se puede cortar la cadena de transmisión de conocimientos y
habilidades laborales, creando un círculo vicioso de atraso.
El 22 de marzo de 2010 se reunieron las Naciones Unidas
para el Medio Ambiente (ONU-Hábitat) en Río de Janeiro. En
el 2000 hubo otra reunión en Nairobi. En ambas ocasiones se
dijo, entre otras cosas, que la mitad de la población del planeta
vive ya en las ciudades, la mayoría de esa población urbana
no puede satisfacer sus necesidades elementales, en tanto que
una minoría goza del progreso económico y social. El número
de personas que vivían en villas miseria en 2010 en el mundo
se elevaba a 830 - 1.000 millones; el fenómeno aumenta velozmente
sobre todo en América Latina.
Estos datos echan drásticamente por tierra la idea de que
el crecimiento, al generar riqueza, genera trabajo y bienestar
para todos. Nuestras sociedades están lejos de crecer con armonía;
el crecimiento desmedido parece engendrar miseria sin
medida.
Hay diferencias entre las ciudades del norte, competitivas
y con una segregación social entre ricos y pobres «avalada
por cierto consenso social», y las del sur, donde los pobres se
ven condenados a un hacinamiento indigno; el derecho a la
ciudadanía tal como ellos lo consideran no incluye sólo el derecho
a la vivienda, la alimentación, la educación, la salud y el
transporte, es decir, el derecho de acceder a algo que ya existe
y de que los otros gozan, sino el derecho a conquistar un terri-
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